Situado entre los departamentos de La Libertad y San Salvador, Antiguo Cuscatlán se alza entre industrias, hoteles y una amplia oferta grastronómica, pero además se antoja un espacio de recreación familiar donde convergen tanto propios como extraños.
El municipio, con más de 33,000 habitantes, es uno de los más desarrollados de El Salvador, y ahí vive buena parte de la clase media del país, con mayor acceso a educación y otros servicios básicos.
En este municipio, los comicios para elegir alcaldes tienen más de 10 años de no suscitar mayores emociones, pues la alcaldesa, Milagro Navas, de ARENA, lleva ese tiempo al frente de la municipalidad.
Sin embargo, en 2018 habrá un componente interesante, en vista de que el contendiente por la coalición CD-FMLN, Luis Rodríguez, ha saltado a la arena política con una propuesta distinta a la de anteriores rivales y con intenciones fuertes de arrebatarle a Navas la silla edilicia.
Según los registros del Tribunal Supremo Electora (TSE), el municipio cuenta con un padrón de 23,062 votantes. La mayoría son de un perfil socioeconómico compuesto por medianos y grandes empresarios, profesionales, académicos, estudiantes y trabajadores de clase media.
En términos de su vida cotidiana Antiguo Cuscatlán es un importante centro de producción, ya que cuenta con dos zonas industriales: la del Plan de la Laguna, en un extinto cuerpo de agua que se terminó de drenar a mediados del siglo pasado, y la zona industrial de Ciudad Merliot.
Además, su desarrollo urbanístico se ha logrado por inversión privada, sobre todo una amplia oferta de centros comerciales en la carretera a Santa Tecla y otros en la urbanización Santa Elena, en la cual también hay residencias y oficinas privadas.
Este es el Antiguo Cuscatlán que se ve todos los días, a pesar de sus dificultades ocultas.