Ebullición emocional relacionada a la seguridad

Tanto hecho condenable ha llevado al país a un punto de ebullición emocional, que se agita aún más cuando un hecho criminal que logra impactar a la ciudadanía, aún en su actual estado de relativa insensibilidad. 

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21 February 2017

El tema de seguridad despierta fuertes emociones entre los salvadoreños. La violencia con la que actúan los criminales es cada vez más barbárica y los ilícitos contra la propiedad más ingeniosos y cuantiosos. La incesante racha de crímenes ha hecho a los salvadoreños menos sensibles ante la criminalidad. Ahora nadie se alarma porque los noticieros, casi todos los días, tengan que informar sobre un homicidio, a menos que sus características sean novedosas. Aunque ahora a las personas les impacta menos este tipo de información, haber permanecido expuestas a ella por tanto tiempo ha endurecido y radicalizado su posición en contra de la delincuencia y los delincuentes. 

Tanto hecho condenable ha llevado al país a un punto de ebullición emocional, que se agita aún más cuando un hecho criminal que logra impactar a la ciudadanía, aún en su actual estado de relativa insensibilidad. Progresivamente, las emociones negativas en contra de la delincuencia han monopolizado la actitud y percepción de la mayoría en relación a la forma en que se cree que las autoridades deben de abordar la inseguridad en El Salvador. Es lógico. Nuestro país no es el único en el que la alta incidencia criminal ha empujado a los ciudadanos a este tipo de posturas. Hay muchas investigaciones científicas que demuestran que esa ha sido la dinámica en otras naciones que experimentan problemas de inseguridad. 

Cuando la situación no es tan grave, es más fácil llegar a posiciones intermedias, pero en este tipo de contexto, las personas adoptan posturas extremas y crean, de esa forma, dicotomías forzadas en relación al tratamiento de la criminalidad. En esta bifurcación obligatoria, sin embargo, existe un desbalance, en el que la mayoría se inclina por medidas represivas drásticas. Algunos, incluso, justifican la violación de la ley en favor de eliminar, neutralizar o castigar a los que transgreden la ley. Las posiciones extremas en raras ocasiones producen el mejor desenlace, menos cuando son propiciadas por un exceso de emociones.

Todos tenemos un amigo o amiga que tiende a actuar más apegado a sus emociones que como resultado de una reflexión previa. Analizar sus acciones y las consecuencias que éstas han producido, sin duda ilustran mi punto. Son incontables las veces que he visto a personas actuar de forma drástica, motivadas por algún componente emocional. Todas, invariablemente, han tenido desenlaces negativos. En el momento, se puede percibir que la situación justifica una respuesta radical, pero al final ésta complicó más todo o produjo algo aún más nocivo.
 
Un ejemplo al que cualquier padre o madre puede relacionarse es cuando el comportamiento de una hija o hijo hace que pierdan la paciencia y los regañen o hasta les griten. En el momento, los padres piensan que el comportamiento del menor justifica la reprimenda, pero después se arrepienten y realizan que pudiesen haber manejado la situación de forma más inteligente. Otro ejemplo común son las personas que pierden los estribos e insultan a los meseros en los restaurantes, por ejemplo, por derramar una bebida sin intención. En la mente del comensal, el que el mesero manche su nueva camisa con la bebida que derramó, justifica una reacción drástica. Sin embargo, dejarse llevar por las emociones puede propiciar un intercambio negativo entre las partes, en el que el mesero lleva la ventaja, ya que tiene la oportunidad de manipular la comida del comensal. 

Estas situaciones, y todas las que podamos imaginarnos con esta misma dinámica, dejan claro que las reacciones extremas motivadas por emociones pueden parecer justificables y necesarias en el momento, pero traen consecuencias negativas, por lo que es necesario dar un paso atrás y evaluar mejor la respuesta, para identificar el camino más inteligente. Esta es precisamente la actitud que se necesita en relación a la seguridad pública. 

*Criminólogo
@cponce_sv