Hace años en Orlando, vi que la entrada a un gran espectáculo valía $60, me pareció caro y no entré… Cuando vi el reportaje, me arrepentí… Al año siguiente volví y la entrada ya valía $85… Entré y disfruté el espectáculo desde el primero hasta el último minuto y al salir pensé… ¡Además de pagar $25 más, retrasé disfrutar del espectáculo 365 días!
En el terreno empresarial, al retrasar pequeñas inversiones que pueden tener grandes impactos, sin quererlo, se le puede estar causando un daño importante a la empresa. Por ejemplo, posponer la participación en cursos para aprender métodos prácticos, útiles y rentables para mejorar la calidad y la productividad.
Imagine que aplicando lo que se aprende en un curso cuya participación es de $200, se puedan reducir en un 20 % diferentes tipos de desperdicio… Si se aplican los métodos que se enseñan, el seminario puede ser la inversión más rentable del año. Hablando con el gerente de mantenimiento de una empresa amiga, después de su participación en un seminario sobre el correcto manejo de las calderas, en solo dos meses había ahorrado casi $20 mil, reduciendo el consumo de combustible, eliminando todas las fugas y principalmente, manejando correctamente las dos calderas.
Por más cantos de sirena que nos reciten, la economía va mal en nuestro país y precisamente en estos momentos es cuando se debe invertir en la actualización y el reaprendizaje de las cosas básicas, relacionadas con la calidad, la productividad y el cumplimiento de las entregas, los tres aspectos diferenciales por los cuales los clientes deciden seguir con sus proveedores o cambiarlos.
Como el pastel industrial aquí no crece, una buena alternativa es prepararse para una mejor atención a los clientes que ya se tienen, pues si los pierde, no será fácil, ni pronto encontrar nuevos porque no los hay.
Cuando la economía es boyante y se crean nuevas empresas las condiciones son un poco más favorables para conseguir nuevos clientes, pero en la actualidad, hay que esforzarse el doble o el triple para conservar los que ya se tienen… Parecido al sector inmobiliario que hay épocas de “mercado de vendedores”, mucha demanda y poca oferta y “mercado de compradores” mucha oferta y poca demanda, actualmente en el ámbito comercial estamos en el “mercado de clientes”, los clientes son los que tienen la sartén por el mango y de ahí tantas y tantas promociones y ofertas de “dos por uno”, “precios por debajo del costo” y otras ocurrencias publicitarias para que la gente compre.
Pues en el ámbito industrial también estamos en momentos de satisfacer la demanda de los clientes con “cero defectos”, “cero retrasos” y “precio competitivo”…
Desde hace años se trabaja en programas de fidelización de los clientes y actualmente sobre el riesgo de su “volatilibilidad”, incluso de los clientes tradicionales, cuando reciben mejores propuestas.
Pues para prevenir y aprender cómo hacerlo les recomiendo revisar bien los programas de formación que deben ser prácticos, útiles y rentables para la actualización de los sistemas y la preparación de la empresa para la certificación e internacionalización, pues si el mercado aquí se sigue contrayendo, retener a los clientes puede ser la estrategia para sobrevivir y crecer. Una empresa certificada tiene más posibilidades de triunfar.
Posponer nunca fue bueno: ¡Do it!
*Columnista de El Diario de Hoy.
www.centrodecalidadyproductividad.com.