El próximo miércoles se inaugura la “Cuaresma 2017”. Se inicia con la imposición de la ceniza sobre nuestra frente. No es un rito mágico ni misterioso, es un símbolo que nos habla de la caducidad de nuestra vida y de la esperanza cristiana en la vida eterna. Nos pone en camino hacia la pascua, fiesta cumbre del cristianismo. La Cuaresma prepara el corazón para cambiar de vida, sensibilizar a la sociedad y dar esperanza al mundo en que vivimos. El mensaje del Papa Francisco “La Palabra es un don. El otro es un don” orienta nuestra reflexión: Si la Palabra de Dios no nos cambia, la vida cristiana es estéril. Monseñor Giovanni Dal Toso, al presentar este mensaje subrayó: “La raíz del mal está en no escuchar la Palabra de Dios, así como del olvidarse del otro. Cada uno hará su ‘florecilla’ algún sacrificio en esta Cuaresma, pero tiene que ser reflejo de algo más profundo. No es un mensaje político, sino que debe llegar a todos”.
El mensaje se centra “en la parábola del hombre rico y el pobre Lázaro” (cf. Lc 16,19-31). Se condena al rico no por tener muchos bienes; sino porque teniendo mucho, ignora al pobre. Detrás de cada persona hay una gran historia humana que puede incomodar. En el camino se encuentran muchos lázaros. El “otro” es una ocasión para encontrarnos con Cristo. Lucas nos ayuda a entender mejor cuál debe ser nuestro comportamiento con el prójimo.
Una Cuaresma bien llevada puede ser la primavera de nuestra vida. En ella encontramos un llamado a la conversión; a cambiar de mentalidad. Una vida mediocre deja solo vacíos. El mal nos rodea, nos acecha. El Papa Francisco nos recuerda que “la codicia es la raíz de todos los males” (1 Tm 6,10). La codicia es fuente de corrupción, envidias, pleitos, robos, injusticias y celos. El dinero mal empleado conduce al egoísmo y no deja lugar al amor e impide la paz.
La Cuaresma hay que vivirla, es para intensificar la vida espiritual practicando el ayuno, la oración y la limosna solidaria, pero, si estas prácticas se hacen mal, pueden conducir al egoísmo, e ignorar lo que dice el evangelio “y allá tu Padre que ve en lo secreto te recompensará”. En la base de todo está la eterna palabra de Dios para nuestra escucha y meditación.
El mensaje del Papa Francisco para este año nos señala metas concretas: “la Cuaresma es el tiempo propicio para renovarse en el encuentro con Cristo vivo en su Palabra, en los sacramentos y en el prójimo. El Señor —que en los cuarenta días que pasó en el desierto venció los engaños del Tentador— nos muestra el camino a seguir.
Que el Espíritu Santo nos guíe a realizar un verdadero camino de conversión, para redescubrir el don de la Palabra de Dios, ser purificados del pecado que nos ciega y servir a Cristo presente en los hermanos necesitados. En el otro encontramos a Cristo. Cerrar el corazón al don de Dios que habla, tiene como efecto cerrar el corazón al don del hermano. La vida cristiana no es fácil; pero también tenemos la certeza de que en Dios encontramos a un Padre que nunca nos abandona, y que incluso cuando pecamos, espera pacientemente nuestro regreso.
*Sacerdote salesiano