Los dilemas de informar cuando la fuente es díscola

Prohibir que periodistas de varios medios informativos estadounidenses ingresen a la Sala de Prensa de la Casa Blanca es una señal negativa, “una bofetada a la prensa” ha dicho la asociación de periodistas.

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25 February 2017

El diccionario lo dice claramente, la persona que tiene la tendencia a desobedecer y rebelarse contra las normas y órdenes se le llama díscolo; “existen actitudes díscolas encaminadas fundamentalmente a no pagar los tributos anuales” suele ser el ejemplo que citan los diccionarios.
Este adjetivo encaja perfectamente al nuevo presidente de los Estados Unidos, particularmente en su relación con la prensa, una de las instituciones de mayor tradición en la sociedad estadounidense que no solo mide la temperatura de la sociedad sino que realiza a través de la información una labor de orientación, balance, fiscalización e incluso crítica al poder establecido.

Esta relación entre el poder, particularmente entre el Ejecutivo y la prensa en Estados Unidos, tiene una larga tradición que muestra la interacción de diferentes instancias de la sociedad que tienen tareas diferentes pero que responden a una dinámica democrática, entre otras cuestiones, se cumple lo que conocemos como “los pesos y contrapesos” propios es este país desarrollado.

No siempre ha sido esta relación de “beso y abrazo”, es más, por momentos ha sido “tensa y dura”, de claro enfrentamiento, como pareciera está ocurriendo en la actualidad, cuando se rompe una de las prácticas más tradicionales como es el recibir con toda normalidad en la Casa Blanca, en la Sala de Prensa, a los periodistas de cualquier medio de comunicación acreditados de antemano.

Resulta que el viernes pasado, el jefe de prensa de la administración Trump, Sean Spicer, prohibió a periodistas de varios medios de información, ingresar a la sala de prensa del Ala Oeste, sitio donde periódicamente, y esa es la tradición, se realizan conferencias de prensa donde los periodistas suelen interrogar sobre diferentes temas al vocero del Presidente estadounidense.

A periodistas del The New York Times, la cadena CNN y el medio Político se les impidió ingresar al edificio de Washington; la agencia Bloomberg informó también que otros medios como The Angeles Times y Buzzfeed también fueron excluidos. 

El presidente de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca, Jeff Mason, ha criticado duramente esta acción y la ha calificado de un “bofetón” a la prensa. No sabemos qué pasará ahora y cómo seguirán informando los diferentes medios de comunicación, que para señalar lo tradicional que son estas conferencias de prensa es que los diferentes medios tienen un sitio para escribir, hay máquina para refrescos y las cadenas de televisión han colocado permanentemente trípodes para que cuando haya conferencia únicamente coloquen la cámara; los fotógrafos, por ejemplo, han colocado pequeñas escaleras para tomar el mejor ángulo.

Todos los periodistas que alguna vez hemos estado en esta sala de prensa nos hemos tomado la foto tradicional en el podio, con el fondo del emblema de la Casa Blanca; pues bien, el presidente díscolo ha roto esta tradición que no solamente conlleva prohibir el ingreso al local, sino que se rompe la libre convocatoria de la prensa a la información de la presidencia. 

En Cuba, en Venezuela o Ecuador, incluso en nuestro El Salvador esta práctica suele aplicarse con cierta frecuencia, no nos gusta pero pasa; hace un par de meses el alcalde capitalino prohibió que periodistas de El Diario de Hoy ingresaran a una conferencia de prensa en la cual se trataría la fallida contratación millonaria de cámaras para la ciudad. Pero en Estados Unidos, en la misma Casa Blanca, que se prohibiera el ingreso de periodistas no tiene precedente.

Una cuestión en torno a este punto, ¿qué hacer?, y lo digo desde la perspectiva informativa. Uno, dejar pasar el hecho; dos, tomar la información de otros medios porque la población tiene derecho a estar informada y saber qué pasa en la presidencia; tres, no informar e incluso no cubrir esta fuente informativa, medida que haría que únicamente los medios de información afines den cuenta de lo que sucede en la Presidencia.

Recuerdo hace muchos años, durante el conflicto bélico, cuando hacer información podía costar la vida (varios periodistas encontraron la muerte por hacer noticias), sufrir “una calentadita” como se decía o viajar al extranjero exiliado, en no pocas ocasiones las prensa tuvo que enfrentarse al cierre de las fuentes, se prohibía el ingreso de los medios de información a conferencias de prensa oficiales (tanto del ejército y el gobierno como también de la guerrilla); en ese entonces, sobre todo cuando las cosas se ponían “color de hormiga” los corresponsales de prensa decidieron no tomar en cuenta ciertas informaciones claramente oficialistas. No pasaba nada, porque la información se “conseguía” por otros lados y otras fuentes... y estábamos en un conflicto bélico, pero ahora en democracia las cosas son distintas, sobre todo en un país como Estados Unidos.

*Editor Jefe de El Diario de Hoy.
ricardo.chacon@eldiariodehoy.com