El cinismo del discurso oficial es impresionante, considerando la precaria situación del país. Los funcionarios aparecen en programas de entrevistas y noticieros vendiendo mentiras o, en el mejor de los casos, medias verdades. Ahora que acaba de finalizar el año, sus declaraciones han estado orientadas a hacer creer que todo está bien y que los indicadores anuales sugieren un excelente cierre para el 2016.
Es indignante ver la facilidad con que titulares de diferentes instituciones y otros voceros gubernamentales fabrican realidades ficticias para argumentar la efectividad de la gestión de Sánchez Cerén, mostrándose totalmente insensibles a las crisis que golpean a los salvadoreños más vulnerables por diferentes frentes. Todas las declaraciones oficiales, sin excepción, necesitan que se les agregue un pie de página, para proveer información que le dé sentido al discurso de los funcionarios.
La importancia de los pies de página se aprende en secundaria o, a más tardar, en el primer año de universidad. Primero, los profesores enseñan que estos se utilizan para ampliar información relevante para el texto de un documento sin afectar la fluidez de su contenido.
Después, con el tiempo, se logra dimensionar la importancia de la información alojada en ellos. Hay profesores de primer año de universidad que emplean un popular y efectivo método para enseñar a sus alumnos la relevancia de la información incluida en los pies de página. Esto consiste en incorporar en todos sus controles de lectura y exámenes parciales por lo menos una pregunta relacionada al contenido de los pies de página.
Regularmente esta práctica es parte importante de las referencias que estudiantes que han cursado materias con estos profesores dan a quienes indagan sobre la dinámica de la clase. La advertencia siempre es la misma: “asegúrate de leer y estudiar los pies de página de todas las lecturas, porque las pruebas siempre incluyen por lo menos una pregunta sobre ellos que vale varios puntos”.
Al principio, los alumnos estudian cuidadosamente los pies de página para salir bien en el parcial, pero con el tiempo, llegan a realizar la importancia de la información incluida en ellos.
Esta es una lección importante. Leer la letra pequeña es crucial. En los contratos, ésta puede esconder posibles trampas. En los comerciales, contiene aclaraciones sobre posibles confusiones que pueden afectar la decisión de compra de los consumidores. La versión televisiva de esta última es mi favorita. Es todo un arte cómo compañías farmacéuticas, por ejemplo, venden los beneficios de un medicamento a través de convincentes comerciales y, al final, una voz dispara a toda velocidad una ráfaga de posibles efectos secundarios en un tono totalmente diferente al del resto de los anuncios. Algo similar debiesen de incluir los funcionarios de gobierno en sus declaraciones.
Eugenio Chicas, por ejemplo, pudiese haber utilizado esto cuando vendió como logro la cantidad de homicidios con la que cerró 2016. Chicas declaró textualmente: “En 2016 redujimos los homicidios porque el objetivo ha sido siempre salvaguardar la vida de los salvadoreños”. El pie de página obligado acá es: “la cifra del 2016 no constituye una reducción si se compara a cualquier otro año que no sea el 2015, que fue un año atípico”.
También hubiese sido válido incluir uno para explicar el incremento en el 2015, con el que se compara el 2016: “el 2015 fue un año especial en el que las pandillas incrementaron los homicidios para recalibrar su posición en las negociaciones iniciadas con el Estado, en las que antes se había pactado una reducción de homicidios a cambio de beneficios para las pandillas”. Incluir este tipo de aclaraciones le daría la perspectiva necesaria a la ciudadanía para entender las mentiras que tratan de vender los funcionarios.
*Criminólogo
@cponce_sv