Al iniciar un nuevo año, aunque la mejor actitud es mirar hacia adelante, a los doce meses que esperamos vivir, como páginas en blanco que debemos llenar, siempre surge la tentación de volver la vista atrás, hacia el año que terminó, aunque nos convirtamos en estatuas de sal, como la curiosa mujer de Lot, por ver la destrucción de Sodoma y Gomorra.
Las entrañables celebraciones de Navidad, que llenan de alegría los hogares y de bellas decoraciones la ciudad, el 2016 fue decepcionante, pues la ausencia de nacimientos, con Jesús, María y José, rodeados en Belén de reyes y pastores, quita todo su sentido a la celebración y la vuelve insípida. Vimos redondeles convertidos en espacios publicitarios, algunos con el mal gusto de incluir descuentos y rebajas. Como excepción, Almacenes Simán, recordándonos que no hay Navidad sin Jesús. Afortunadamente en pueblos y cabeceras departamentales, todavía conservan la tradición de los nacimientos.
El año viejo terminó cumpliendo la agenda perversa del FMLN para destruir el país, justificándola como beneficiosa para las grandes mayorías. La burda maniobra de la Ministra de Trabajo para manipular al Consejo Nacional del Salario Mínimo, sin representación del sector privado, con sindicatos pajarito y dejando de lado a aquellos que aglutinan a las principales organizaciones del sector, demuestran su irrespeto por las leyes y su desconocimiento del efecto negativo que este aumento traerá para las pequeñas empresas.
Porque las grandes empresas y las medianas, que constituyen un bajo porcentaje, ya pagan más que el mínimo o tienen la capacidad de absorberlo. Pero las pequeñas están condenadas a desaparecer e incorporarse al sector informal, quitándole al Estado una fuente de impuestos. Y aunque el salario mínimo en el país es el más bajo de la región, también tenemos el más bajo crecimiento económico, aunque el vocero Chicas se muestra optimista, pues ganar más permitirá consumir más, reactivando la economía. Desestima el alza de precios y el desempleo.
Siguen los intentos del FMLN de que se apruebe otro presupuesto desbalanceado, que excluye rubros importantes, para volver a lo mismo de siempre. No hay pisto para terminar el año, hay que endeudarse más, aunque paguemos millones de dólares en intereses, dada la poca confianza de los organismos internacionales. ¿Sucumbirá GANA nuevamente a la tentadora oferta del Frente? Lamentablemente, ARENA sigue confrontando, pero sin dar soluciones. No ha presentado un proyecto de presupuesto balanceado, vergonzosamente dio sus votos para el seguro millonario para los diputados, creyéndose superiores y con más derechos al resto de los ciudadanos que no les queda más que ir al ISSS, que la diputada Jackeline Rivera recomienda no visitar. Vale felicitar a los diputados areneros que se excluyeron del seguro, y a los que están dispuestos a apoyar la moción de reducir el número de diputados a 50, que contaría con el apoyo mayoritario de la población, ya que el sostenimiento de 84 más suplentes y asesores, es un desperdicio y un insulto para un país en quiebra.
¿Y cómo calificar los planes del Gobierno para celebrar con bombo y platillo los 25 años de los Acuerdos de Paz? Una función de gala con asistencia de artistas internacionales, recepciones y comilonas para agasajar a los firmantes sobrevivientes, invitados especiales del extranjero, sin considerar los millones de dólares que eso costará. ¿Vale la pena celebrar algo cuyos resultados no son los esperados? Una encuesta entre los ciudadanos que no estaremos invitados, recibiría escasa aprobación. La única celebración acertada sería una Misa y rogativas pidiendo al Salvador del Mundo la paz para este país que lleva su nombre. ¡Feliz Año Nuevo!
*Columnista de El Diario de Hoy.