Esperanza del cambio y escepticismo hacia quienes lo impulsan

Es necesario que los ciudadanos creamos que el cambio es posible, pero seamos escépticos de quienes lo ofrecen.

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10 January 2017

Muchos recibieron  2017 compartiendo mensajes positivos y esperanzadores en las redes sociales. Algunos más profundos que otros. El más común de los que alcancé a leer explicaba que cada día de este año traería consigo 365 oportunidades para cambiar y hacer las cosas de forma diferente. Otros adoptaron una actitud más escéptica, haciendo toda clase de chistes sobre la poca duración de los propósitos personales trazados en vísperas de un nuevo año. Las burlas más frecuentes estuvieron relacionadas a las promesas de ejercitarse más y ponerse en forma. Cada una de estas posturas sobre el nuevo año resulta atractiva para diferentes personas, dependiendo de su situación particular. Considerando que 2017 es un año preelectoral ¿Qué actitud resulta más adecuada para los salvadoreños ante los discursos y acciones de los políticos? ¿Debemos recibirlos con el entusiasmo de alguien que piensa que nunca es tarde para cambiar o dudar de la veracidad detrás de cada propuesta de cambio?

La mezcla de ambas actitudes es una combinación saludable. Algunos políticos tendrán la intención genuina de hacer las cosas de forma diferente. Otros, sin embargo, no tendrán el más mínimo propósito de cambiar las prácticas actuales, por nocivas que sean. Una parte de éstos, aunque no estén dispuestos a impulsar nuevas maneras de hacer las cosas, fingirán hacerlo. Estos embaucadores saben que la ciudadanía pide cambios a gritos, comprenden la magnitud de los beneficios asociados con satisfacer este sentimiento y están dispuestos a explotarlo, simulando su interés por cambiar todo lo que las personas comunes y corrientes rechazan.
 
Cambiar las malas prácticas entre políticos, sin importar lo enraizadas que estén, es posible, pero no todos tendrán la integridad y el coraje para pasar del discurso a la acción y, más aún, para mantenerse firmes en su postura sin importar las consecuencias. Afortunadamente para los salvadoreños, 2017 trae varias pruebas que ayudarán a discriminar entre los que tienen una intención real de cambiar las cosas y los que pelearán porque todo permanezca igual. 

Este año se ventilarán varios casos en los tribunales, por ejemplo, que tienen el potencial de dividir a los políticos en dos grupos: los que apoyan las prácticas corruptas y los que no. Esta división se marcará aún más con otros casos que la sección de Probidad de la Corte Suprema de Justicia está investigando y hará públicos en 2017. Los ataques en contra de la Fiscalía General de la República y la Sala de lo Constitucional son un criterio adecuado para clasificar a cada político en una de estas categorías. Las tácticas que adoptarán los malos políticos para proteger a quienes les han beneficiado o para autoprotegerse de la lucha contra la corrupción, pondrán al descubierto a quienes quieren que no haya cambio.

Hay muchos otros escenarios que propiciarán reacciones en la clase política, útiles para identificar qué clase de político o funcionario es cada quien. La elección de los comisionados para el Instituto de Acceso a la Información Pública, por ejemplo, nos dará una idea de quiénes tienen la intención de esconder de la ciudadanía información importante. Hay situaciones en donde la distinción sea un poco más complicada, como en el caso de la reducción del despilfarro en el sector público. A veces será fácil identificar a los malos políticos, como aquellos que siguen luchando, unos más abiertamente que otros, por que se mantenga el seguro privado para los empleados de la Asamblea. En otras ocasiones, los malos políticos tendrán más margen de maniobra para engañar, como en el despido de empleados de la Asamblea que se rumora han sido contratados nuevamente. 

Es necesario que los ciudadanos creamos que el cambio es posible, pero seamos escépticos de quienes lo ofrecen. Esto obligará a que los que tienen la intención genuina de hacer transformación, adopten posturas e impulsen esfuerzos más contundentes y claros.
   

*Criminólogo
@cponce_sv