La fe en la palabra dada ha sido, durante siglos, la columna sobre la que se han apoyado amistades, tratados comerciales y pactos entre gobiernos, con la confianza de que ambas partes cumplirán con su compromiso, por ser cuestión de honor. Hechos recientes han demostrado que el gobierno del FMLN no le da valor alguno a sus compromisos y desconoce el significado del honor.
Luego de discursos presidenciales de tono pacífico, prometiendo tender puentes y llegar a acuerdos con la empresa privada y la oposición, se establecieron mesas de negociación, que generaron grandes expectativas y produjeron acuerdos, que luego de interminables sentadas, han terminado en nada.
Fue un rayo de esperanza la formación de la mesa fiscal, que tras largas horas de discusión ARENA/Goes, se llegó a algunos acuerdos, y a la Ley de Responsabilidad Fiscal, tan necesaria y por tanto tiempo evadida.
ARENA apoyó la aprobación de bonos por varios millones, y el Goes cumplir con lo establecido en la ley, especialmente en la elaboración del presupuesto. Y el alegrón duró poco tiempo, porque el gobierno olvidó sus compromisos y el ministro de Hacienda descalificó la ley afirmando que era imposible de cumplir. La reacción del Presidente y otros funcionarios fue responsabilizar a ARENA, de haberse retirado de la negociación, acusándola de entorpecer el desarrollo del país al negarse a aprobar el Presupuesto 2017. ARENA cumplió aprobando los bonos, pero el Goes olvidó sus compromisos.
La presión por lograr la aprobación del presupuesto llevó a la Jefe de Fracción del Frente a exigir que el presupuesto fuera aprobado, para luego discutirlo y modificarlo. ¿Aprobarlo sin discutirlo? ARENA negó sus votos, pues un presupuesto desfinanciado es inconstitucional, aunque el ministro Cáceres justifique que siempre se han aprobado así. El PCN y el PDC aseguraron a los sindicatos que jamás darían sus votos si no se incluían las demandas de salud, de los policías, del IPSFA y la deuda de pensiones. La rotundidad con que Gallegos afirmó que no darían sus votos, se tambaleó cuando don Rovira ordenó lo contrario.
Y sorpresivamente, todas esas promesas y seguridades de los representantes del pueblo, dieron un giro de 180 grados, y con 49 votos se aprobó el desfinanciado presupuesto 2017.
Vergonzosas las justificaciones de los diputados para explicar las razones del cambio. Dr. Parker lo califica de “golpe de creatividad, pensando y discutiendo… y bla, bla, bla”. Rolando Mata “por el compromiso fundamental de buscar recursos para soportar obligaciones, para no tener un problema constitucional…”. Merino, del PCN, firmó, de rodillas, un presupuesto que contempla una partida simbólica de $1,000 para pago de pensiones de las AFP y del IPSFA, verdadera burla para los trabajadores. Pero aseguran que para cumplirle al pueblo, conseguirán los recursos con préstamos y Letes, aunque saben que internacionalmente la calificación del país no lo hace atractivo para recibir más préstamos, aunque se paguen intereses altísimos, al grado que el presidente del Banco Central de Bolivia fue destituido por pretender comprar bonos al Gobierno de El Salvador, calificados como bonos basura.
Una vez más, el FMLN se salió con la suya, doblándole el brazo a los manejables diputados de los partidos minoritarios, posiblemente a cambio de algo muy atractivo, para que olvidaran su compromiso anterior.
¿Y la palabra dada, y el honor, y el valor que tiene un compromiso con la ciudadanía que los eligió, cuyos sueldos pagan, y a quien ellos tan mediocremente representan?
Salvadoreños, aprendamos la lección y tratemos de elegir como diputados a personas que tengan un alto sentido del honor.
*Columnista de El Diario de Hoy.