De los dos, me gusta más el de los Difuntos, porque es cuando, y desde una semana antes, empezamos a preparar su celebración para honrar a nuestros antepasados… Hay que ir o mandar a limpiar y poner bonito el mausoleo, la tumba o la cruz donde están nuestros antecesores, que un día, teniendo como causa una enfermedad, un accidente o la vejez, el ente humano se dividió en sus tres partes según la religión cristiana. El espíritu o soplo divino que volvió a Dios, el alma que se fue a reposar a la espera del juicio final y el ser orgánico, que como dice el proverbio, en polvo se convirtió.
Del 1 al 3 de noviembre son los días del año cuando más bonitos están los cementerios de todo el mundo pues las flores aun conservan su frescura… Y este día, como el de la Madre, del Padre u otro en el que se hacen ofrendas o o obsequios, también tiene su propio rubro que mueve la economía. Flores, transportes, papel, colorantes, alambre, pintura, puestos de venta, comida, refrescos, fotografías, músicos, recuerdos y muchos puestos de trabajo.
Pero, el Halloween o día de las brujas y los anteriores, imagino que son más rentables para las empresas especializadas, pues un disfraz cuesta más que una corona y el consumismo en fiestas y productos relacionados es mucho más grande y mueve más dinero que el Día de los Difuntos… Pero los dos aportan, cada uno en su medida, dinamismo a la economía y los dos sean bienvenidos, pues trabajo es lo que más necesitamos aquí.
Me gusta que en el Día de los Difuntos se encuentra la familia, los que viven lejos vuelven al pueblo o la ciudad donde están los restos de sus antepasados, visitan la casa de la familia y durante la comida y sobremesa se reviven los recuerdos, las buenas cosas que hicieron los difuntos, los consejos que nos dieron los padres, los tíos, los hermanos mayores y también recordamos, de padres y abuelos, los regaños y los castigos merecidos, cuando en aquellos días nos portamos mal.
El Halloween o día de las brujas, que supuestamente proviene del tiempo de los celtas, es una fiesta anglosajona importada desde hace unos diez años, para celebrar el fin del verano el 31 de octubre, y no tiene nada que ver con nuestra “Carreta bruja” que si es autóctona, a la que yo de niño le tenia pavor y que todavía hay gente que jura haberla visto y oído a medianoche. El Halloween aquí es más un día de disfraces que una fiesta familiar y normalmente se celebra fuera de la casa.
Pues bien, mi deseo es que haya podido ir al cementerio a visitar el lugar donde están sus antepasados y haya reflexionado y agradecido lo que hicieron por usted, y si no pudo ir, este domingo aún lo puede hacer.
Y de los brujos, Dios nos guarde, especialmente de los políticos brujos o los brujos políticos que de casi nada y en poco tiempo, con sus brujerías hicieron la magia conveniente y de pronto cambiaron su status y son multimillonarios.
A los difuntos, honrémoslos y ojalá que siempre sean buenos ejemplos a seguir, y de los brujos y las brujas, que sí existen, lo mejor es mantenernos alejados...
*Columnista de El Diario de Hoy.
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