Adviento y la cultura del encuentro

Dios viene en nuestra búsqueda, como el pastor deja las noventa y nueve ovejas en el aprisco y va en busca de la oveja perdida.

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02 December 2016

¡Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor! 

La alegría va de la mano de la fe en Dios. Donde está Dios, allí hay alegría, fiesta, cantos, música, oración, y por supuesto caridad. 
Curiosamente el salmo 121 está presente en la liturgia de la solemnidad de Cristo Rey y también en el inicio del Adviento. Esto no es casualidad, sino una conclusión, no puede estar triste un corazón que cree en Dios, que le alaba, que lo busca y que lo encuentra. 

Adviento nos recuerda un aspecto antropológico de nuestras relaciones personales, nos referimos a la cultura del encuentro. “Face to face”. Vernos cara a cara, estrechar las manos, compartir una amena plática, construir sueños, unir ideas, hacer planes, conocer la verdad, hasta discutir y debatir es saludable, etc.

El Papa Francisco es un apóstol de la cultura del encuentro. Basta ver las fotografías que giran en las redes sociales, pareciera que todo el que quiere puede acercarse a él y saludarlo. Hay una pequeña anécdota, poco conocida, pero que nos ilustra la importancia del encuentro en la vida de un hombre muy lleno de Dios y hondamente sensible a los grandes dramas del ser humano: la migración, los problemas matrimoniales, la crisis de la familia, la pobreza, el cuidado de la niñez, las guerras, la increencia a el ateísmo, el diálogo ecuménico e interreligioso. Resulta que cuando El Cardenal Jorge Mario Bergoglio fue elegido Papa en marzo del 2013 rápidamente se comenzó a preparar todo para que ocupara las habitaciones pontificias en el Vaticano, pero para sorpresa de todos, el Papa Latinoamericano decidió seguir viviendo en la casa de Santa Marta, donde estaba instalado desde el inicio del cónclave. La pregunta no tardó en llegar, fue un periodista que la hizo: Santo Padre, ¿por qué no está ocupando la habitación de los anteriores Papas? Papa Francisco contestó fríamente, “es que tengo un problema psicológico, no puedo vivir solo”. El tono de la plática cambió, el Papa estaba dando la respuesta con un tono de ironía, haciendo una broma. 

Y es que todo hombre y mujer tenemos ese problema psicológico, no podemos vivir solos, estamos hechos para la vida en común, para el encuentro. Para el diálogo y la convivencia. Es que hablando se entiende la gente. El “yo” solo se descubre en ante la grandeza del “tú”. Ya lo decían los antiguos filósofos griegos: “el hombre que vive solo o es un dios o es una bestia”.

Para el encuentro hay que prepararse. No se darán las cosas de improviso o por arte y magia del destino, sino porque la persona se lo propone. En Navidad, Dios tiene el invento de bajar del cielo a la tierra y elige el camino que seguimos todos los hombres, et verbum caro factum est! Y el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. Y el recorrido, el tiempo y los sucesos de ese recorrido de la salida de Dios está registrado en todo el Antiguo Testamento desde Génesis 3,15, y “el Señor Dios dijo a la serpiente: y a ti la descendencia de la mujer te aplastará la cabeza”. Esa promesa se cumplirá en Jesús, el hijo de María.

Dios viene en nuestra búsqueda, como el pastor deja las noventa y nueve ovejas en el aprisco y va en busca de la oveja perdida. ¿Y el hombre qué hace? Lógicamente no estamos de brazos cruzados. En este tiempo se nos invita a buscar a Dios y encontrarle en el prójimo, de manera especial en los niños, los pobres, los enfermos, encarcelados, en una palabra en los más necesitados. Papa Francisco nos invita a ir al encuentro de Dios encontrándole en nuestros hermanos comenzando por casa, dejando a un lado las pantallas: el celular, la computadora, el TV y aprovechando al máximo el trato personas en las horas de compartir los alimentos, las reuniones familiares, las visitas, etc., de todo estos deben ser ejemplo los papás. 

Así es como con alegría en el Adviento Dios y los hombres tenemos un encuentro cotidiano. Preparemos para tener tiempo para Dios, tiempo para los tuyos y tiempo para tu alma, para avanzar en tu salvación. Marana Tha, ¡¡¡Ven Señor Jesús!!!

*Párroco Parroquia El Divino Niño, 
San Salvador.