Que hablen los números

A fin de cuentas, pues, parece que la Cuba que heredó Raúl no estaba como ideológicamente (a favor o en contra) se suele presentar en discusiones y opinión publicada, sino  peor.

descripción de la imagen

Por

09 December 2016

Cuba sigue en el foco de la atención a raíz de la muerte y exequias de Fidel. Partidarios y detractores llevan agua a su molino al analizar, después de más de cincuenta años de gobierno autocrático, los frutos de su Revolución. 

Como siempre, es mejor remitirse a estadísticas e indicadores para hacerse una idea lo más exacta posible de la situación. En el caso de Cuba es necesario tener presente que las estadísticas oficiales no siempre son completas. Sin embargo, a partir de lo publicado, declaraciones oficiales y cifras de organismos internacionales, es posible hacerse una idea del estado de las cosas tal como las heredó Raúl. Veamos algunos indicadores.

Bajo crecimiento económico. En 2011, la tasa oficial fue de 2.7 %, la segunda más baja de América Latina y del Caribe, por delante de El Salvador…

Desempleo: la “buena” noticia es que este rubro subió debido al enorme excedente de mano de obra calificada. La mala es que subió. En 2010 Raúl publicó una cifra de 1.3 millones de trabajadores innecesarios (25 % de la fuerza laboral). El desempleo oficial era de 2.5 %... esperable en un país donde todos son empleados públicos. Sin embargo, tomando en cuenta el exceso en número y la sobre calificación de los trabajadores, el desempleo real rondaba uno de cuatro cubanos.

Salario. Si se toma 1989 (año que Cuba perdió el patrocinio soviético) como referencia, en 2010 el salario real, ajustado a la inflación, resulta 73 % inferior. El poder adquisitivo de la pensión media baja 50 %. Ya en 2007 Raúl había declarado que “el salario es claramente insuficiente”, y las cosas parecen haber ido a peor.

Salud pública. La joya de la corona en cuanto a políticas públicas. La esperanza de vida había subido consistentemente: entonces era de 79 años, la más alta de América Latina. La mortalidad infantil era la más baja de América, solo mejorada por Canadá. La mortalidad materna, sin embargo, se mantenía en 43.1 por cada 100,000 nacidos ¿cómo compaginar esto? Los expertos responsabilizan a la práctica del aborto: Cuba tiene la tasa más alta de la región, de hecho más de la tercera parte de embarazos termina en aborto. Además, como es conocido, hay una severa escasez de insumos y equipo médico. Cada paciente ingresado debe llevar consigo ropa de cama, alimentos, cubiertos, jabón. Por no hablar del faltante de medicamentos, ni de la atención sanitaria privilegiada para miembros del partido y extranjeros. 

Educación: en los primeros puestos. Matrícula universal en primaria, un porcentaje de graduación del 94 % en secundaria. La tasa más alta de la región en graduados universitarios. El problema no es la instrucción pública, sino el trabajo, pues salarios poco atractivos, una combinación de emigración, mercado informal y designación oficial de puestos, corroen sistemáticamente las oportunidades de trabajo.

Alimentación: déficit generalizado. La producción agrícola e industrial es insuficiente y Cuba importa, aún hoy en día el 84 % de sus alimentos. 
Vivienda: enorme problema. Aunque el 85 % de los cubanos son dueños de sus casas, la escasez de materiales impide reconstrucción y mantenimiento. Las cifras oficiales indican que el 43 % de las viviendas estaban en estado “malo”, y el 85 % necesitan urgente reparación.

Tampoco el índice de Desarrollo Humano refleja bienestar en la población cubana: en 1990 ocupaba el puesto 37 del mundo, en el 2010 el país no apareció en el lista central, sino en un grupo llamado “otros países o territorios”, junto a naciones como Somalia, Corea del Norte y Eritrea.
A fin de cuentas, pues, parece que la Cuba que heredó Raúl no estaba como ideológicamente (a favor o en contra) se suele presentar en discusiones y opinión publicada, sino peor. 

*Columnista de El Diario de Hoy.
@carlosmayorare