Aprovechemos el agua que nos llega en exceso

Esta temporada de lluvias intensas, vientos e inundaciones debería hacer pensar a los de Medio Ambiente en lo que en el caso salvadoreño es una cuestión esencial, crítica: cómo hacer para que esos torrentes de agua se aprovechen para abastecer los mantos freáticos.

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Por Mirna Navarrete

31 October 2017

Poco o nada se puede hacer para mitigar los efectos de un huracán o una tormenta tropical, en toda su magnitud, pues son tan impredecibles y violentos que pueden devastar una isla o una región sin posibilidad de ayuda, como se demostró en las terribles inundaciones en Texas, las causadas por Irma y los efectos de María.

El hombre es absolutamente indefenso frente a fuerzas naturales desatadas —terremotos, inundaciones, tsunamis, erupciones volcánicas, que lo único que queda es encomendarse y dar gracias a Dios si se sale vivo de la catástrofe.

Después no queda más que dar cuenta de los daños causados, de los niveles que alcanzaron los ríos, de la situación de afectados.

Esta temporada de lluvias intensas, vientos e inundaciones debería, sin embargo, hacer pensar a los de Medio Ambiente en lo que en el caso salvadoreño es una cuestión esencial, crítica: cómo hacer para que esos torrentes de agua se aprovechen para abastecer los mantos freáticos, formar pozas y poblarlas de ranas comestibles y peces, guardar humedad para proteger los cauces de ríos ahora secos.

Nuestro fundador, don Napoleón Viera Altamirano, mostró la manera como esas aguas pueden en parte guardarse con lo que una parte de ellas se filtra al subsuelo: poniendo tapadas en cauces secos en el verano, pero con aguas en el invierno; en tal forma se forman lagunetas que, además de acumular agua para usos de agricultores y abrevar ganado, son diversión para niños y adolescentes.

Pongan un tractorcito a formar diques para recoger el agua de las lluvias

Nada costaría a Medio Ambiente y de acuerdo con las comunidades, formar pequeños diques valiéndose de un bobcat u otro equipo similar. Y eso se paga con sólo suprimir un par de docenas de los cuarenta y tantos mil contratados en la presente gestión.

Eso es precisamente lo que por su cuenta han hecho muchos agricultores o grupos que crían tilapias y camarón de agua dulce: forman las tapadas, las tienen que cuidar para que los vándalos de la localidad no las destruyan y todos se benefician.

Se da el caso de personas en la ciudad que forman estanques en sus jardines y allí cultivan peces para vender.

Ya hemos sugerido que en las tierras casi en abandono del “sector reformado” de la reforma agraria de 1980, o más bien arruinado, pueden formarse estanque que recojan agua para vender al Estado, además de lo que se gana con el agua que se filtra al subsuelo.