Falsas maravillas

La agria realidad es que nada ha funcionado. Ni El Salvador Seguro, ni el Némesis, ni el estado de excepción, ni las medidas excepcionales, ni la tregua, ni el cambio de Benito por Ramírez Landaverde.

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12 December 2016

Si nuestro país fuese pollo agridulce, la mayoría de salvadoreños, a la cocina lo devolvería por estar demasiado agrio y poco dulce. Cuando consultaran nuestra opinión, aplazaríamos al cocinero de turno con la peor nota desde que firmamos la supuesta paz. Indignado, el cocinero saldría en cadena nacional defendiendo su receta.

¿Suena familiar?

Encuestadores de toda índole salieron a la calle a tomarle el pulso al 50 % del mandato de Salvador presidente. El pueblo habló y al gobierno ponchó. Regresando de chotear en Cuba, el profe se mete a nuestras casas, sin tocar, con un Pinochesco discurso cuyo objetivo era que diéramos gracias a Dios por tener la dicha de vivir en un país colmado de maravillas.
  
¿Y entonces por qué 7 de cada 10 se quieren ir?

Con cara y tono de abuelito contándonos un cuento de fantasía, nuestro presidente agradece la confianza y respaldo en su gestión, y asegura que su gobierno ha impulsado el diálogo con todos los sectores, y que seguirá haciéndolo para lograr el préstamo de 1,200 millones, y así salir de la grave iliquidez, culpa de errores del pasado.

Pese a la falta de liquidez, los salvadoreños y salvadoreñas gozamos de mayor poder adquisitivo (¿Que qué?), y nuestra economía 2016 crecerá 2.5 %, el nivel más alto desde  2000 (paja, dice Google). Nos sigue contando que la inversión y el turismo han aumentado, y que este año cerraremos con la visita de dos millones de extranjeros.
  
¡Qué descaro!

 La triste realidad: Oídos sordos al diálogo, excepto cuando les conviene. Que la iliquidez no se debe a errores del pasado, sino al chorro de chirilicas  para pagar la voluntad  de un aparato estatal fuera de serie. Que la economía crecerá, no por astucia de su gobierno, sino por factores externos como lo barato del barril,  la salida de recesión del “Imperio”, y la fortaleza de las remesas. Que seguimos siendo la cola de ratón de la región. Que maquilas y empresas como Jumex y el Mundo Feliz empacaron maletas y cerraron. Que los ciudadanos no es que tengamos más “Bee Gees”, sino que nos estamos hundiendo en deuda. Que fuera de uno que otro surfer, no veo mucho turista chelito.

Quizás usted ya había apagado le tele cuando el profe aseguró que su plan El Salvador Seguro ha conquistado alentadores resultados contra las maras.

¿Y entonces por qué sigue la carnicería de un promedio de 15 almas todos los días?

La agria realidad es que nada ha funcionado. Ni El Salvador Seguro, ni el Némesis, ni el estado de excepción, ni las medidas excepcionales, ni la tregua, ni el cambio de Benito por Ramírez Landaverde. Seguimos siendo la capital mundial de los homicidios.
 
¿El Salvador avanza?

¿Cómo va a avanzar, si además nos atacan con más y más impuestos, más y más corrupción, menos y menos pensiones, más y más incapacidad?

Anoche me eché un par con mi compadre cafetalero, quien ahogaba la pena por su peor cosecha en los últimos 7 años, debido a que el gobierno del cambio no hizo nada por combatir la roya.  “Bueno, sí hizo algo. Cambió de apoyo, a total abandono del grano de oro”, se lamentó, y la caja de lustre de la niña Lilian se le salió, cuando el presidente en el teleprompter leyó: “Agricultura es uno de los segmentos que más creció”.

Lo que en su gobierno sí creció, fueron el dengue, el chik y el zika; el déficit de medicinas; las huelgas de policías, maestros, militares pensionados, doctores y enfermeras; las pornofiestas en el penal;  las trabazones que sus megaobras de Naciones Unidas y Masferrari suponían aliviar;  las amenazas a los periodistas y a Los 4 Magníficos; los gastos superfluos como los de CEPA; la pésima nota en la Paes; la paranoia por tanta muerte, y mejor no sigo que me dan ganas de ir a comprar un lazo.

Mejor no voy. No se vale tirar la toalla. Además, no tengo ganas de gastar, y al gobierno de las falsas maravillas le falta menos de la mitad para finalizar.
   

*Columnista de El Diario de Hoy.
calinalfaro@gmail.com