La unilateral declaración de independencia de los gobernantes de Cataluña equivale “al dedo queriendo separarse de la mano”, una mano que es parte integrada de la Comunidad Europea, cuyas autoridades han hecho saber a los catalanes que no reconocen como legítima su intención de separarse a partir de un referendo.
Los referendos tienen validez únicamente cuando no violan un orden de principios, instituciones y lo que es la esencia de cuerpos de arraigo histórico como es el Reino de España, antiguo en siglos, que a su vez tiene raíces y tradiciones anteriores al cristianismo.
La Declaración de Independencia de Estados Unidos separa lo que son principios y un orden institucional por encima y anterior a toda ley o voluntad de un conglomerado, de lo que puede definir, aprobar o rechazar un parlamento o un plebiscito. Las leyes fundamentales que dan cuerpo y alma a un Estado son intocables.
Y parte de esos principios están, aunque erosionados y manoseados, en las constituciones nacionales como la que rige a El Salvador y que ahora pretenden desconocer los socialistas del Siglo XXI.
Los dirigentes catalanes pretendieron estar por encima de lo cimentado durante siglos inventando “nuevas justicias” que son una forma de antijusticia.
Nadie, en ningún momento, quiere minimizar los aportes en ciencias, inventiva, cultura, modos de vida, gracia y vitalidad de Cataluña, de su gente, su laboriosidad, del mágico encanto de la gran urbe que es Barcelona, de sus Ramblas, su gastronomía, de su puerto y de sus playas.
En Barcelona se levanta un monumento a Colón y sigue en pie la taberna, las Siete Puertas, donde según la tradición comió el gran navegante.
Y las familias de ascendencia catalana que viven en El Salvador son un núcleo muy respetado que además de catalanes se consideran y se saben españoles.
¿Cómo puedo opinar del futuro
si las cosas cambian cada media hora?
Las consecuencias del alboroto separatista se están manifestando de inmediato: bancos, manufacturas, fábricas y centros de servicio han anunciado que se retiran de Cataluña y van a establecerse en Madrid y otras regiones de España. Inclusive lo que ha sido una organización emblemática de Barcelona, el Barça, puede quedar fuera de la Liga Española y las ligas europeas, pues serán un equipo sin patria reconocido por el resto de naciones europeas, que verán a ese equipo, una gloria del fútbol mundial, como el de un estado africano que pretende incorporarse al circuito futbolístico de las grandes naciones del Primer Mundo.
Al preguntar al entrenador del Barça sobre lo que pensaba, dijo que no podía opinar, “pues la situación cambia cada media hora”.
España, como Reino, ha aliviado la presión de la caldera regionalista otorgándoles amplias autonomías, que equivalen, volviendo al símil de la mano, a los dedos, cada uno distinto, cada uno con sus propias funciones pero unidos en una mano que les da fuerza y sentido.
Los Estados Unidos son una amalgama de Estados con importantes diferencias y autonomía, pero que, en conjunto, como dice el lema de su escudo, e pluribus unum, de los muchos, uno.
En un mundo que aceleradamente se integra, no se puede caer en separatismos, pues la tecnología, el comercio, las comunicaciones y los movimientos demográficos incluyendo el turismo, que borran fronteras.