Halloween o “La Noche de Brujas, Noche de Muertos o noche de Víspera de Difuntos” es una celebración pagana que ha ido disminuyendo en algunos países de Latinoamérica.
Existe un trasfondo religioso por estar relacionada históricamente con la Festividad de Todos los Santos del 1 de noviembre. También se relaciona con otra fiesta de los celtas llamada “Samhain”; tenía como objetivo rendir culto a los antepasados muertos y al dios del más allá. En ella celebraban la recolección de las cosechas y el inicio de un año nuevo.
El sentido religioso del Día de Todos los Santos ha sido sustituido en varios lugares por la noche de terror, de brujas, fantasmas y cultos diabólicos. Se ha convertido en una celebración pagana que no tiene nada que ver con la solemnidad cristiana.
Hay lugares donde aprovechan el “Halloween” para lucir bellas tradiciones de arte, cultura y religión. En otras partes se está creando la tradición de enseñar a los niños el sentido cristiano y original de la fiesta sin mezclar las tradiciones cristianas con las paganas.
El cristianismo influyó enormemente transformando fiestas paganas en cristianas explicando el sentido y el valor de la fe. Se habla del sentido de la vida y de lo que significa la muerte como un paso a la vida eterna y feliz.
Halloween es una fiesta pagana que parece inofensiva. Se usan variedad de disfraces que provocan risas y la gente con gusto reparte a los niños diversidad de golosinas. No obstante; el sentido original de la celebración ha sido arrebatado por otras tradiciones que se han introducido en el tiempo pero que no han favorecido la fe de los creyentes. Se han introducido imágenes o símbolos demoníacos. En algunos lugares, para contrarrestar esta costumbre, disfrazan a los niños de santos o de ángeles y visitan los hogares en compañía de personas responsables.
En abril de este año, el Papa Francisco decía en una catequesis: “¿Cómo hace el demonio para alejarnos del camino de Jesús? La tentación comienza levemente, pero crece, siempre crece. Segundo, crece y contagia a otro, se transmite a otro, trata de ser comunitaria. Y, al final, para tranquilizar el alma, se justifica. Crece, contagia y se justifica”. Esto mismo puede pasar con el “Halloween” que hace perder la fe y los valores cristianos.
Hay lugares en el mundo en donde 31 de octubre se convierte en un culto a Satanás. Se toman elementos paganos ligados a los muertos y a los monstruos. En la noche de brujas hay quienes realizan rituales extraños donde se sacrifican animales y no es raro que en casos extremos sacrifiquen seres humanos.
La Biblia nos dice: “Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz” (2 Cor. 11,14). El que cree en Dios lo invoca como el único Dios, Señor de vivos y de muertos.
Vivimos tiempos difíciles. Necesitamos preservar a nuestros niños y jóvenes de influencias negativas. Necesitamos valores humanos, morales y religiosos que puedan sustentar nuestra existencia. Creo que el cristianismo se basa en el triunfo de la vida sobre la muerte y de la luz sobre las tinieblas. La Biblia siempre habla positivamente de estos aspectos.
Sin satanizar lo que se haga, pienso que no se puede reconciliar el “Halloween” con nuestra verdadera fe cristiana. Hay que ser coherentes con nuestras creencias cristianas. El Papa Francisco nos dice: “Mente abierta, corazón creyente”.
*Sacerdote salesiano