Lograr acuerdos de nación… y los diputados lo saben

Con la fatídica reforma solo serán públicos los nombres y donaciones de personas naturales cuando sean mayores a $1,500; en el caso de donativos otorgados por empresas, a partir de $5,000.

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Por Elizabeth Castro

28 October 2017

Los diputados a la Asamblea Legislativa nos dieron una muestra de su espíritu patriótico, capacidad de sacrificio y abnegación para lograr acuerdos de nación. Los legisladores dejaron de lado sus diferencias para reformar la Ley de Partidos Políticos y revelar sus financistas… a su manera. ¡Con esa preocupación y sensibilidad, como es propio de un progenitor, les podemos llamar con toda razón padres de la Patria!

Evidentemente estoy siendo irónico. Repasemos lo ocurrido. La mayoría de los diputados se pusieron de acuerdo para limitar la publicación de sus benefactores, a pesar de la claridad de la sentencia de inconstitucionalidad emitida en 2014 por la Sala de lo Constitucional, en la que se obligaba adoptar una reforma para dar cumplimiento a los mandatos derivados del derecho de acceso a la información y principios de transparencia, contenidos en la Constitución. Tres años para avanzar a medias y hacer remiendos chapuceros.

El cambio a la Ley Electoral obtuvo 21 votos favorables de ARENA, 22 del FMLN, 4 de GANA y 4 del PCN. Ninguno en contra, ninguna abstención.

Con la fatídica reforma solo serán públicos los nombres y donaciones de personas naturales cuando sean mayores a $1,500; en el caso de donativos otorgados por empresas, a partir de $5,000. Basta tener dos dedos de frente para burlar con esta ley la transparencia a la que urge sentencia de la Sala: utilizar diversas empresas o personas para no superar el techo, usar testaferros, dividir los donativos entre varios militantes, constituir empresas fachada, etc.

Ni la advertencia de no recibir la deuda política por no revelar sus financistas o la imposibilidad de inscribir a los candidatos para las elecciones 2018 parecen ser motivos suficientes para que los legisladores hagan su trabajo como deben. A esto se suma la prohibición a los movimientos ciudadanos para recibir donativos, en lugar de legislarlos. Todo sea por mantener el status quo y la partidocracia.

Un diputado de ARENA, aquel que se considera un “político menos”, con aires triunfalistas publicó en Twitter que la “reforma aprobada es un primer paso, pero compromiso es mantener la transparencia al 100 %. Debemos ir bajando el techo”. Muy acertadamente, un ciudadano le respondió que es una burla hablar de un primer paso y que no puede haber gradualidad en la transparencia.

Peor fue la salida por la tangente de Guillermo Gallegos: “He manifestado mi inconformidad. Por eso manifesté mi postura no votando por la reforma, tampoco voté en contra”, dijo en una entrevista televisiva. Ya que al presidente de la Asamblea le gusta citar la Biblia, le recuerdo el 3, 16 del Apocalipsis: “Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente…” y ya se sabe cómo continúa el verso...

Debemos recordar que hasta ahora, según un informe del Tribunal Supremo Electoral, los partidos no han podido justificar más de $8 millones que recibieron para la campaña de 2015. El que está peor es el FMLN —no es de extrañarse— pues aún no aclara el origen de $7.3 millones. ARENA debe todavía demostrar cómo obtuvo poco más de $500,000.

¿Por qué no revelar en su totalidad a los financistas? La transparencia en los donativos que reciben los partidos no es un capricho, sino una forma de limitar el financiamiento ilícito, el lavado de dinero y, en algunos casos, conocer sobre posibles conflictos de interés. ¿A qué temen?

Tristemente, los diputados logran acuerdos en lo que les conviene, pero no en los verdaderos temas de nación, como la reducción del gasto público, la urgencia de dar fondos al sistema de salud o de invertir en la educación. No es una visión fatalista, es la realidad. Lo vemos, por ejemplo, cuando todos aprueban un presupuesto de más de $58 millones para la Asamblea en 2018, lo cual representa un aumento de $100 mil respecto a este año. Cada vez se recetan más y más, a costa de nuestro dinero, y no actuamos.

Hagamos nosotros, en las próximas elecciones, un “pacto de nación” como ciudadanos. ¿Qué tal si dejamos fuera de la Asamblea a los que están haciendo mal su trabajo? Cada vez contamos con más herramientas para conocer el trabajo de cada uno de los diputados y podemos elegir por rostro. La pelota está en nuestra cancha.

*Periodista.

jgarciaoriani@gmail.com