Clamor de justicia en entierro de mujer asesinada en Apopa

La madre de la víctima no asistió al sepelio porque no soportó el dolor de la muerte de su hija.

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Por Xiomara Alfaro

26 October 2017

Vilma María Pérez Pérez fue enterrada ayer en un cementerio municipal del municipio de San Pedro Puxtla en Ahuachapán sin la presencia de sus padres e hijos, y con una sed de justicia por parte de sus familiares y amigos.

Algunos familiares de Vilma María le dejan a la voluntad y justicia de Dios el destino de José Adán Menjívar, a quien la Policía y testigos supuestamente señalan de haber asesinado a sangre fría a su pareja el martes en la carretera Troncal del Norte, en Apopa; el crimen fue cometido frente a los dos hijos de la pareja.

Hay fuentes de la familia que señalan que el supuesto agresor era un hombre que golpeaba a su esposa cuando ingería bebidas alcohólicas; los parientes más cercanos de la víctima mortal no quieren saber “nada” del esposo. Están resentidos.

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“Lo que hizo ese hombre no tiene perdón de Dios. No hay ningún motivo que lo justifique, acabó con la alegría de dos niños que eran sus hijos y dos familias”, expresó una de las tías de Vilma que prefirió no identificarse.

Entre los familiares más dañados por la muerte de Vilma María está Ángela Pérez, la madre de Vilma, quien no soportó la tristeza de ver cuando sacaron el ataúd de su modesta casa en el caserío Los Pérez, de San Pedro Puxtla en Ahuachapán, camino al cementerio.

La doliente se derrumbó y fue ayudada por sus hijos. No asistió al cementerio porque su estado de salud es delicado. Su diabetes que padece desde hace años se le complicó.

Desde que se enteró de la muerte de su madre no ha comido. Está débil y eso se le complica para ingerir medicina, relata su hermana menor que viajó a participar de las exequias de Vilma María.

Sus familiares recuerdan que Vilma llegó a cuidar a su mamá meses atrás cuando la señora estaba grave de salud. “Hace un par de meses Vilma vino a cuidarla porque Ángela estuvo hospitalizada. Compartieron mucho y eso quizás le recuerda y le da mucho pesar”, reseñó una vecina de la familia.

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Ángela no pudo levantarse y sufrió varios desmayos. Su esposo y padre de Vilma María, no asistió al cementerio porque se quedó cuidando a la señora.

Al entierro de Vilma María tampoco fueron los dos hijos de los esposos (se omiten sus identidades por ser menores de edad). La familia materna decidió que no vieran a su madre en el ataúd . Los niños ayer jugaban con sus primos entre extensos cafetales y comían muchos bombones.

La familia de Vilma vive en el último caserío de San Pedro Puxtla, en la parte alto de una montaña rodeado de una zona verde con un clima agradable, no tienen casa propia y subsisten de lo que produce la tierra. Siembran maíz y otros granos básicos y ganan dinero en las cortas de café.

“Acá no tenemos ni donde vivir. El dueño de este terreno nos ha dado un pedazo de tierra, mientras le cuidamos. Somos de escasos de recursos pero no vamos a dejar a los niños abandonados”, dice el papá de Vilma.

Ayer a las 8:00 de la mañana el féretro de la mujer fue trasladado desde la casa hasta el cementerio municipal del referido municipio. Los vecinos y amigos más cercanos acompañaron a la familia.

El ataúd pasó por las veredas donde en vida la mujer caminaba en su niñez al río o a las cortas de café. Hace diez años dejó a su familia y decidió acompañarse con José Adán.

Vilma siempre llegaba de visita al caserío Los Pérez, en los cumpleaños y en las fiestas de Navidad siempre estaba ahí con sus dos hijos, ayudando en la casa y compartiendo la alegría que le caracterizaba.