Pequeño recuento 2016

Viene 2017, sé que son solo números y formalidades. De todos modos siempre es como cerrar un cuaderno lleno de notas y comenzar a escribir otro. A todos deseo feliz Navidad y un mejor año.

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23 December 2016

La última novela que escribí, CHAT, que cuenta la historia de una guapa profesora universitaria, cuya vulnerabilidad sentimental la lleva a enredarse peligrosamente con uno de sus alumnos, marca definitivamente un giro, no solo en mi pasión por la escritura, sino también en muchísimos otros aspectos de mi vida.

Hace un tiempo y por higiene psicológica, decidí abandonar mi cuenta de Twitter. Luego después de la muerte del expresidente Francisco Flores, una de las personas que más he admirado y uno de mis mejores amigos comencé a alejarme poco a poco de la crítica política. 

La saña con la que actuaron sus adversarios, la perversidad con la que los que actuaron contra él algunos de los que hoy están presos o andan huyendo y sobre todo la cobardía de muchos de sus supuestos compañeros en ARENA, fueron motivo de muchas reflexiones y decisiones personales que se concretaron a lo largo de 2016.

Sigo creyendo firmemente en la democracia liberal, la economía de mercado, en la sociedades abiertas y respetuosas del Estado de Derecho, como la más razonable forma de organización de la sociedad. Rechazo cualquier tipo de dictadura, no importa si quien está a la cabeza es Pinochet o Castro. Sin embargo ya dije lo que tenía que decir al respecto.

Desde hace rato venía con ganas de ya no escribir nada, absolutamente nada sobre temas políticos. Pero siempre había algo que me hacía patear el alambre: algún ataque a la Sala de lo Constitucional, la terquedad de mula ciega del FMLN de llevar al país por el rumbo equivocado, las importancia de las elecciones internas en ARENA, cosas así.

Pero con la salida al mercado de mi última novela CHAT pongo fin a escribir sobre temas políticos de manera definitiva. Por supuesto que seguiré ayudando con mi modesto esfuerzo para que el país retorne al sendero democrático, con acciones legítimas, legales y a la luz del sol y por supuesto con mi voto cuando llegue el momento.

Estoy convencido de que en los países sanos y cuerdos, los espacios públicos para escribir y hablar, además de estar destinado a temas políticos, también se dediquen, y bastante, a aspectos culturales, científicos, artísticos, tecnológicos, deportivos a nivel muy profundo, de salud, economía y tantos otros tópicos relevantes.

En las sociedades enfermas como la nuestra solo se escribe y se habla sobre política hasta el cansancio. No hacerlo es casi ser condenado o casi autocondenarse al ostracismo. Estoy harto de eso. Así que doy vuelta a la página y comenzaré con nuevos brillos y mucho entusiasmo a hacer lo que más me apasiona, escribir literatura.

Se acaba 2016, un año que casi todos me dicen pasó demasiado rápido. Por alguna razón yo también tengo esa sensación. Hay muchas cosas por las que, en lo personal, debo agradecer a Dios. Nuevos amigos de los cuales he aprendido mucho. Haber cumplido con todos los propósitos escritos en diciembre de 2015, mantener el peso a fuerza de dieta y ejercicio diario y la finalización de un posgrado universitario como “experto en Coaching”, por mencionar algunos.

Lo más doloroso fue la muerte de Paco. Lo más reconfortante mantener la amistad de doña Lourdes, Gabriela y Juan Marcos. Lo más satisfactorio es consolidar junto a mi esposa y mis hijas tres pequeñas empresas que generan nuestro pan de cada día y, además es fuente de trabajo para un pequeño grupo de excelentes profesionales. Lo más alegre la presencia vital y renovadora de Mario Alesandro M. Galeas III. 

Agradezco a Dios por todas las cosas buenas y por tener serenidad ante los momentos duros. No soy una persona religiosa. Pero estoy absolutamente convencido de que hay una inteligencia divina creadora de todo cuanto existe. Y que esa inteligencia divina, Dios, no premia ni castiga a nadie. Nos ha dado libre albedrío, la libertad. Son nuestras acciones las que generan en vida el paraíso o el infierno. Es mi íntima convicción. En ese sentido creo en Dios al estilo del gran filósofo holandés Spinoza.

Viene 2017, sé que son solo números y formalidades. De todos modos siempre es como cerrar un cuaderno lleno de notas y comenzar a escribir otro. A todos deseo feliz Navidad y un mejor año.
    
*Columnista de El Diario de Hoy