Los partidos de oposición han exigido al gobierno estructurar una efectiva lucha contra la delincuencia, que incluye formar un registro de las bandas criminales en cada sector, lo que, a juicio nuestro, debe incluir a sus cabecillas, ramificaciones, asesinatos y otros delitos y contactos con similares grupos en el exterior.
Uno de los problemas es que la “inteligencia del Estado” --lo que con frecuencia es una contradicción en términos-- no se está ocupando en entrarle al problema de la violencia, como se ha denunciado.
El aparato de seguridad no logra articular efectivas estrategias para contrarrestar la creciente violencia y más bien genera recelos con contradicciones e incidentes como el de la camioneta en el Penal de Máxima Seguridad o el de la empleada de la policía que ponía en limpio historiales criminales.
Como ya señalamos, uno de los graves problemas es que la PNC parece estar más infiltrada por las maras que las maras por la policía, lo que a la par de ser un problema muy grave se suma el que se rechace cualquier intento externo de investigar.
Esto tiene el mismo efecto de automedicarse: el riesgo de empeorar o ir a dar al otro mundo es muy grande.
Especialistas nos dicen que con los drones y los programas de reconocimiento de rostros mucha información puede recopilarse.
Lo de la violencia y la espantosa cuota de asesinatos no parece desvelar al partido oficial: tratan de minimizar lo que sucede (llegaron inclusive a decir que era un “invento de los medios”), no se menciona en los pintorescos discursos oficiales, no lo tocan los miembros del gabinete, esos que brillan por sus capacidades, no motiva griteríos de masas que muchos creen que se pagan con impuestos de todos.
Hay muchas protestas callejeras por los fallos de la Sala de lo Constitucional, pero no por la violencia.
Pues mientras estén encerrados dentro de sus castillos y disfruten de las mieles del capitalismo...
¿Es la delincuencia cortina de humo
para tapar amenazas más siniestras?
Si la violencia no se logra controlar, un país corre el peligro, a no tan largo plazo, de colapsar, con la secuela de hambrunas y desesperación. Si Puerto Rico sin violencia, aunque sí a causa de sus demagogos, está “en vías de sub-subdesarrollo, ¿qué se puede esperar del barrio tomado por bandas criminales como por desgracia sucede en Pontiac, Michigan y en ciertas zonas de Nueva York o hasta en Vancouver, donde la policía advierte a los forasteros “no te metas en esas calles”.
La selva y sus fieras siempre, en mayor o menor grado, merodean alrededor de las ciudades, como asimismo la fiera interna que, según Robert Louis Stevenson (Dr. Jeckyll and Mr. Hyde), todo hombre lleva dentro; es gracias a la educación que esa fiera queda domesticada en la enorme mayoría de personas, pero no necesariamente de los que en algún momento de sus vidas se dejaron dominar por los demonios.
La tecnología puede ayudar a que se logren los objetivos expuestos por los dirigentes de la oposición, mientras no se choque con cabezas embriagadas de poder y escondiendo objetivos todavía más siniestros.