Pavlovianos, sí o no

“Pavlovianamente” saltamos para atender de inmediato la campanita del teléfono anunciando un mensaje o una llamada. Y ¿qué de los rotulitos de Outlook, avisando de compromisos, reuniones, fechas tope, etc.

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04 November 2016

El periódico digital The Catholic World Report del 03/11/2016 publica una entrevista al Dr. Chene Heady, autor del libro Numbering My Days: How the Liturgical Calendar Rearranged My Life (Numerando mis días: cómo el Calendario Litúrgico re arregló mi vida). Un tema sumamente práctico, interesante y muy oportuno, dada la gran cantidad de eventos que presenciamos: dolorosos, vergonzosos, dignos de preguntarnos cómo hemos podido llegar a estos extremos. Posiblemente la respuesta sea que nos hemos olvidado de que esta vida es pasajera, frágil, de corta duración y que llegará el día en que dejaremos este mundo sin llevarnos absolutamente nada, a excepción de nuestras obras, buenas y malas. Y entraremos a una vida eterna donde se hará justicia.

Comenta el Dr. Heady que nos hemos vuelto “pavlovianos”, comparándonos con el experimento de Pavlov (¿lo recuerdan?), cuando un perro salivaba cada vez que oía un timbrazo. “Pavlovianamente” saltamos para atender de inmediato la campanita del teléfono anunciando un mensaje o una llamada. Y ¿qué de los rotulitos de Outlook, avisando de compromisos, reuniones, fechas tope, etc., que saltan inmisericordes en nuestras pantallas del computador? (Acabo de cerrar la que me indica que debo enviar YA este artículo a EDH). Y así, insensiblemente, nuestro tiempo deja de ser “nuestro”, porque todo lo tenemos comprometido en cantidad de actividades “importantes”, pero no “trascendentes”, es decir, las que importan para “SER” mejores, no solamente más eficientes y efectivos.

El Dr. Heady transformó su vida cuando dio inicio a su día con las lecturas de la liturgia correspondiente. Entonces, comenzó a enfocar sus decisiones - como padre de familia, como profesional y como ciudadano - desde la óptica de las lecturas bíblicas, y el fruto que obtuvo, además de ser más asertivo, fue vivir con mayor plenitud, alegría y paz. Por supuesto, eso requirió inicialmente de mucha disciplina, pero se convirtió luego en un hábito que ahora realiza casi automáticamente; no concibe iniciar su día sin la lectura litúrgica, no puede pasar sus horas sin compararlas con los hechos al que éstas se referían. Su vida y la de su familia, como consecuencia, son ahora mucho más ricas y felices.
 A veces terminamos el día sintiendo un vacío, una frustración, una duda sobre nuestras propias decisiones: ¿actuamos bien, hicimos lo correcto o metimos la pata? Y nos preguntamos: ¿habremos analizado suficientemente el tema antes de decidir? Posiblemente sí lo hicimos, pero no con el enfoque trascendente que nos da siempre el “pensarlo delante de Dios”.

La mayoría procuramos tener ratos de oración y algún momento para una lectura piadosa, pero en lo que el Dr. Heady insiste, es en la perseverancia, en un horario definido, en la importancia de esa disciplina. Los católicos tenemos la inmensa ventaja de que, asistiendo diariamente a Misa por 3 años consecutivos (o meditando las lecturas correspondientes) repasamos la Biblia completa. ¡Qué gran ayuda para tomar decisiones correctas! 

Sigo con Outlook porque me avisa de los compromisos de trabajo y de fechas importantes como los cumpleaños o aniversarios de familiares y amigos y el cabo de año de los seres queridos que ya entraron a la vida eterna. Pero a todos nos hará mucho bien ser menos “pavlovianos” y seguir los consejos del Dr. Heady. Sin duda, los buenos frutos los veremos en nosotros mismos, en nuestra familia y en nuestro país.


*Columnista de El Diario de Hoy