Un mundo aparte

El trabajo médico es un mundo aparte que tiene de todo, desde cosas reprochables hasta acciones que sólo se pueden describir como sublimes. Al final en el balance predomina lo bueno.

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Por Mirna Navarrete

20 October 2017

Me gustó mucho la carta de Paolo Lüers del pasado sábado 14 de octubre, en la que reconoce la labor de médicos, enfermeras y ayudantes del Hospital Rosales. En dicha carta describe la actitud humana y profesional que tienen estos “ángeles”, como él les llama, al cuidar a los enfermos, aún en medio de graves carencias, gran carga de trabajo y mucha fatiga. En algunos de mis artículos había escrito sobre esto y lo que implica trabajar en las áreas de la salud, pero siendo yo médico se pudo pensar que había algo de sesgo en mis impresiones, por lo que su voz resulta más autorizada al ser una persona no relacionada con la Medicina, a quien le tocó observar de cerca la labor en los hospitales, al llevar a un pariente para ser atendido.

El haber trabajado durante muchos años en hospitales y haber visto la labor de colegas y estudiantes me ha dado la oportunidad de reconocer que la Medicina es una profesión muy noble, que requiere de absoluta entrega, pero que en ocasiones resulta ingrata. Las críticas llueven si se comete un error y los reconocimientos sólo se dan de vez en cuando. Y no es difícil cometer errores cuando el cansancio domina y se tienen por delante muchas horas de trabajo.

Además de atender pacientes, he sido docente tanto de estudiantes como de médicos residentes. He pasado por lo que ellos pasan y sé de sus preocupaciones, fortalezas y debilidades, y nunca dejo de admirar su perseverancia y su interés en servir. He visto pasar generaciones y hasta me ha tocado ser atendido por ex alumnos. “Así que ahora estamos del otro lado, doctor”, me dijo uno sonriendo. “Así es la vida, tarde o temprano a todos nos toca estar del otro lado”, le dije. Aunque creo que mi especialidad es interesante para los estudiantes, de vez en cuando he visto algunos dormidos en clase. No se los reprocho pues con sólo preguntar me entero que han tenido turno y que han llegado sin pegar un ojo.

Con todo esto dicho debo agregar que hay cosas que me molestan. Mala calidad de medicamentos, escaso personal para atender la siempre creciente demanda, equipo mal mantenido. Me molesta también el maltrato o la indiferencia con que algún personal médico trata a los pacientes. No me engaño y sé que ocurre. Y me molesta también que por algunos que debieron estudiar otra cosa se critique al gremio en su conjunto. Los médicos y las enfermeras, como todas las personas, pasan por momentos de debilidad y reaccionan negativamente, pero estoy convencido que es más la excepción que la regla.

Me molesta la conducta de algunos jefes y administradores que ejercen presión innecesaria a los trabajadores y sé de médicos que hacen llegar a sus estudiantes a las 3 de la mañana a poner indicaciones, y que no los dejan salir hasta que oscurece. Esto afecta su desempeño. En la profesión debe haber un balance entre trabajo y estudio, pero ¿cómo puede alguien llegar a su casa a las 10 de la noche y tener energía para estudiar?

El trabajo médico es un mundo aparte que tiene de todo, desde cosas reprochables hasta acciones que sólo se pueden describir como sublimes. Al final en el balance predomina lo bueno. Es una profesión sacrificada y altruista, y que agradable haber leído algo en lo que todo esto se reconoce.

*Médico psiquiatra

y columnista de El Diario de Hoy