En países donde cada empresa planifica la formación de su personal en función de sus propias necesidades para innovar, por ejemplo con nueva maquinaria para ser más competitivos, la formación se asume como una inversión, tanto financiera como fiscalmente. Así pues, su valor en términos económicos es una de las partidas en la documentación que se presenta al Ministerio de Hacienda, para tratarla y amortizarla como una inversión.
Y de la misma forma que en una auditoría se comprueba que la inversión se realizó y las máquinas están funcionando, se inspecciona que la formación prevista se impartió y que las máquinas están siendo operadas como el fabricante lo indica. Si eso se hace correctamente desde el inicio, la inversión en maquinaria es muy rentable…
Una empresa que invirtió en una máquina un millón de dólares cuya característica principal era los cambios rápidos para fabricar pedidos pequeños de máximo 5,000 metros, sucedió, que por no tener los operadores la formación adecuada, la utilizaron desde el principio para los pedidos grandes de más de 60,000 metros…
Fíjese: enviaron a los operadores a la fábrica por tres días, de lunes a jueves y como era la primera vez que viajaban a Europa, el primer día por el cambio de horario no pudieron estar atentos, salieron temprano y se fueron a conocer la ciudad hasta la media noche. Al día siguiente nuevamente estuvieron cansados y el tercer día lo mismo. El jueves regresaron sin haberse enterado ni de la mitad de lo que tenían que haber aprendido.
Ya montada la máquina aquí, vino un técnico por una semana, pero como no hablaba español y los manuales estaban en su idioma, solo pudo enseñar con gestos, señales y practicando las elementos importantes de la máquina. La máquina empezó a ser operada por los señores que fueron a Europa y evidentemente producía con un alto estándar de calidad, solo que en lugar de para los pedidos pequeños, donde la máquina era competitiva, por falta de formación, la pusieron a trabajar con los pedidos grandes y continuaron haciendo los pedidos pequeños en las máquinas antiguas que necesitaban como mínimo una hora y media para el cambio. Así se acostumbraron a trabajar, la máquina nunca fue bien utilizada y continuaron las dificultades con los pedidos pequeños... Un caso real de una inversión que fue la mitad de rentable de lo previsto por no darle la importancia que realmente tiene la formación del personal.
Cuando no se asume la formación como inversión rentable, se pierden oportunidades de rentabilización que pasan desapercibidas. Por eso les recomiendo a empresarios, responsables de producción, mantenimiento o de calidad, examinar detenidamente la oferta formativa para no dejar pasar excelentes oportunidades aprendizaje, sobre cómo operar mejor los equipos que tienen y obtener un mejor rendimiento, estabilidad y mayor rentabilidad.
Así me decía un jefe de mantenimiento, que aplicando lo que aprendió en un curso práctico que la inscripción fue de $250, solo en los últimos seis meses la empresa ya había ahorrado $12,000 en combustible y por el incremento del rendimiento y reducción de las pérdidas por operar el equipo con más estabilidad, otros 20,000.
Pues sí, examine bien el título del seminario, su contenido y la experiencia práctica del expositor y proyecte la inscripción, no como un gasto, sino como inversión rentable.
*Columnista de El Diario de Hoy.
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