Le llegó la hora al FMLN

 Le llegó la hora para dar un verdadero salto cualitativo: se trabaja en serio en la identidad del partido, se cuestiona la pertinencia actual de sus tradicionales posturas anti-imperialistas y se crece de cara al mundo que vivimos.

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18 November 2016

En el artículo anterior decía que  las maras, al declarar una “guerra escalonada al sistema”, han puesto al Frente entre la espada y la pared. Al FMLN, gobernando actualmente el sistema, no le queda otra opción que darse a la tarea de diferenciarse claramente de esos grupos ilegales, so riesgo de que la gente los iguale a ellos en sus percepciones.

Los funcionarios del Frente deberían saber la importancia psicológica de las percepciones. Así habían venido llamando, impropiamente, a las advertencias que les fueron ofrecidas, desde  distintas instancias, sobre el ambiente de inseguridad que venimos sufriendo desde hace años.  Que alguno de esos funcionarios se atreva a decir en estos días a ediles, jueces y fiscales, a policías y militares que no se lo tomen en serio, que la anunciada “guerra escalonada” es solo percepción.  ¿Nos cuenta qué le responden, por favor?

Me permito sugerir a la cúpula que empiece por aclarar qué significa, para El Salvador en 2016, la manida “liberación nacional”, término que remite a la influencia soviética, que, si negada antes, ahora es indecorosa. Creo que el farragoso concepto les vuelve fangoso el terreno que pisan. El FMLN ya actúa abiertamente en política interna desde los Acuerdos de Paz,  ya ejerce el gobierno, ya implantó programas propios, ya estableció relaciones diplomáticas con quienes quiso. ¿Qué nos hace falta para saborear la LN? Alguna seriedad creativa deberán tener al aclarar el término, tanto al interior como al exterior del Frente. Lo que sea que digan, afirmará su propia identidad y dinamizaría las acciones que decidan tomar para enfrentar a las maras, para gobernar, para revivir. El FMLN debería enfrentar este desafío con valor, no evadirlo con declaraciones falaces.

El sábado pasado, en estas mismas páginas, el filósofo Carlos Mayora razonaba que no es entera culpa del Frente que la gente haya “comprado” su oferta electoral esperando obtener más de lo que, en puridad, ofreció durante la campaña. Es el peligro que se corre quien ofrece esperanza sin saber bien cómo procurarla, agregaría yo al argumento. Al ganar se hizo responsable por ello.

Con el afinado olfato político que otrora le caracterizó, el Frente podría aprovechar esta oportunidad para renovarse. ¡Buena falta le hace con tantos de sus cuadros directivos  cuestionados en su capacidad, en su honestidad, en su integridad revolucionaria.  “En busca de la credibilidad perdida” podrían denominar a las jornadas de reflexión que instalen para tal fin. 

Podría el FMLN aprovechar esta hora para disminuir la polarización partidaria en el país. Se ahorran todos los trabajos que requiere explicar qué significa LN, eliminan el apellido de su nombre partidario y lo utilizan como moneda de cambio para lograr que ARENA elimine de su himno la desafiante frase “...donde los rojos terminarán”. Miren que ya Roberto d’Aubuisson (que les está resultando mejor alcalde de lo que muchos esperaban)  ya lo intentó desde dentro de ese partido y, los directivos, en gesto que denotó soberbia y anacronismo, no tuvieron ni la cortesía de fingir que consideraban la propuesta con alguna seriedad.

O demuestra el FMLN, con ideas y acciones inteligentes y eficaces, tener una estrategia real contra esa “guerra escalonada”. De conseguir algún éxito, paliarían el descrédito  popular que ha producido su infecunda gestión en salud, educación, transparencia, agricultura, trabajo,  hacienda, entre otros.

El FMLN podría asumir que le llegó la hora para dar un verdadero salto cualitativo: se trabaja en serio en la identidad del partido, se cuestiona la pertinencia actual de sus tradicionales posturas antiimperialistas y se crece de cara al mundo que vivimos. Convendrá releer a E. Fromm (importa no solo la libertad de qué, sino la libertad para qué) y a Ortega y Gasset con sus “Discursos políticos” (“siendo anti-algo, no se llega nunca a ser algo”). ¿Estarán listos para esto último? Sería lo mejor para todos.
 

* Sicólogo y columnista de El Diario de Hoy