Sin duda alguna, Donald Trump es un político atípico. De alguna forma, en Latinoamérica estamos acostumbrados a las pasiones políticas polarizantes, pero en la Historia reciente de los Estados Unidos de América, no había existido un candidato y luego presidente electo, que despertase tales niveles de amor, odio, rechazo y escepticismo entre la población estadounidense y por qué no decirlo, en todo el continente americano.
Por ello, resulta interesante analizar los argumentos de las personas que lo presentan, de primas a primeras, como un posible mal presidente, al calificarlo de racista, xenófobo, despiadado e inhumano, debido a sus posturas políticas.
Los deportados. Trump ha ofrecido deportar a tres millones de ilegales con antecedentes penales, pero ¿es esto inusual? Según datos de Departamento de Seguridad Nacional, entre 2009 y 2015, el número de deportados bajo el mandato del Presidente Barack Obama, demócrata hasta la médula, fue el más alto en los últimos 30 años, por encima de Reagan y los Bush –padre e hijo-, con un total de 2,571,860 latinos deportados en ese período. Y eso que todavía falta contabilizar el 2016. La realidad es que la política migratoria bajo el último gobierno demócrata fue estricta y dura, pero lo curioso es que nadie califica al demócrata Barack Obama de “racista y xenófobo”.
Hay que conocer que la deportación es un acto perfectamente válido y ha sido y es practicado, por todos los gobiernos de América Latina sin excepción: desde Ortega queriendo deportar cubanos, pasando por Costa Rica deportando ilegales nicaragüenses, finalizando con la ruda policía mexicana, deportando a todos los latinoamericanos a los que le puede echar el guante.
Si a los gobiernos latinoamericanos les molesta que traten mal a sus ciudadanos en los “yunais”, pues lo que deberían hacer es frenar la corrupción en sus países y hacer progresar sus naciones, para que tanta y tanta gente, no se vea obligada a emigrar. Como dijo una diplomática: “lo que debemos hacer es que el sueño americano ocurra en nuestros países”.
El muro. Trump ha ofrecido claramente construir un muro perimetral que proteja sus fronteras. La noción de un muro no nace con la política migratoria Republicana, de hecho, la construcción del muro fronterizo entre Estados Unidos y México, inició en 1994, bajo el muy demócrata Bill Clinton, con el programa “Operación Guardián”. ¿Es la concepción de muro ilegitima? ¿Está en contra de las nociones de moral y compasión? Creo que no. Es perfectamente legítimo cuando está conceptualizado para defendernos a nosotros y a nuestras familias, cuando se tiene la noción de un riesgo inminente.
Todos nosotros, en alguna medida vivimos amurallados. ¿Sería legítimo pedirle a una persona de la Colonia Escalón, Miramonte o de alguna colonia de Soyapango, que, bajo el argumento que es “inhumano” tener muros perimetrales o colonias cerradas, deberían botarlos o abrirlas, para dejar entrar a cualquier persona, para que puedan utilizar algunas áreas ociosas de sus propiedades? Si no estamos dispuestos a hacerlo nosotros por un tema lógico de salvaguardar nuestra seguridad y nuestros bienes, ¿cuál sería la diferencia si el mandatario de un país, por considerarlo relevante para su seguridad nacional, impide mediante un muro perimetral, que miles o millones de personas que no califican para entrar legalmente, puedan simplemente atravesar sus fronteras? ¿Por qué nos molesta que los estadounidenses ejerzan su derecho de autodeterminación como gobierno legítimo y como pueblo soberano, cuando nosotros lo hacemos en nuestras propias realidades? El muro nos puede doler a los latinoamericanos (porque es precisamente para dejarnos fuera), pero debemos de reconocer que levantarlo es su derecho natural, igual que es nuestro derecho levantar nuestros propios muros, para defender nuestras casas.
Hablemos de crimen. Muchos ciudadanos salvadoreños exponen y mantienen duros conceptos en relación a los criminales. ¡Ah! pero cuando se trata de que el Gobierno de Estados Unidos hable de expulsar de su territorio a extranjeros que han llegado a él a fundar pandillas, violar, asesinar y delinquir, entonces ¡ellos mismos se rasgan las vestiduras acusándolos de racistas, xenófobos e inhumanos! ¿Doble discurso? ¿Doble moral? Nosotros podemos tratar a los criminales criollos como seres infrahumanos –si no, veamos el estado de nuestras cárceles y bartolinas-, pero si un gobierno extranjero pone las manos encima a nuestros “compatriotas”, por muy criminales que sean, ponemos el grito en el cielo.
Creo que me he quedado corto en ejemplos. Trump lo que ha hecho es actuar exactamente como actúan la mayoría de gobernantes y políticos en Latinoamérica: defendemos lo nuestro, en lo que creemos, con uñas y dientes. Todo esto me hace pensar que, al final de cuentas, aunque no nos guste, la realidad es que Trump somos todos…lo único que él dice lo que muchos no se atreven a decir…y además, cuando lo dice, con ese su “puchero” en la cara, se le oye algo feíto.
*Abogado, máster en leyes.
@MaxMojica