¿El periodismo en crisis?

No, no es el periodismo el que está en crisis, sino nosotros, sus lectores. Y al periodismo lo necesitamos para que confronte al poder. Así de simple. 

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20 November 2016

Una de las ventajas más grandes que ha tenido el advenimiento de las redes sociales es el acceso a información, fácil y rápida, a muchas más personas. Para muchos, lo anterior ha significado una suerte de crisis para el periodismo, pues la era digital ha traído en oleadas a la competencia, y la publicidad o la suscripción como tales ya no son suficientes para costear las labores del periodista. Sumado a esto, la facilidad de abrir una página web, ponerle cualquier nombre y disfrazarla de medio digital está inundando las redes sociales y correos de las personas, volviendo “virales” historias que simplemente son mentira, con el fin de enriquecer a algunos del dinero que viene con el tráfico o con la plata que les pasan los políticos a los centros de trolles. No, no es el periodismo el que está en crisis, sino nosotros, sus lectores. Y al periodismo lo necesitamos para que confronte al poder. Así de simple.

Y las noticias falsas no son inofensivas. Su viralidad proviene de que están hechas para confirmar los prejuicios más íntimos del lector ya sea de izquierda o de derecha. El lector está, por lo tanto, predispuesto a creerlas. El resultado es la polarización, la derrota de la verdad, la debilitación del criterio y la muerte del debate sano. Son propaganda pero disfrazada de objetividad. Y las redes sociales, donde las personas se agrupan de acuerdo a características en común, son un terreno sumamente fértil para la diseminación de este tipo de historias. Aunque jugaron un importante papel en la elección estadounidense, no son solo una epidemia en Estados Unidos. En El Salvador se las ve en Twitter y Facebook, disfrazadas de medios digitales desconocidos con “noticias” aduladoras a uno u otro lado del espectro político. Compartidas por uno u otro amigo. Y no se vuelven virales por mala intención necesariamente. Es por eso que la mejor herramienta para hacer ciudadanía es la información y para evitar el veneno de la noticia falsa vale la pena prestar atención a un par de características:

1. Confíe más en medios cuyas marcas conoce. Simplemente porque tienen mucho más que perder. Es por eso que a pesar de sus muchas faltas, los medios reconocidos tienden a tener mejor periodismo que un blog cuyo nombre no se ha oído antes. Su marca es parte de lo que los mantiene operando y hacen mucho por preservarla, incluyendo, poner más cuidado con la información que publican. Aún así, mantenga su sano escepticismo y lea con ojo crítico. Es cuando nos distraemos, por cómodos, que nos manipulan.

2. Habiendo dicho eso, lea la “letra chiquita”. Las personas que se lucran de engañar lectores entienden muy bien el consejo número 1. Más fácil que trabajar por años para posicionar una marca en el periodismo y demostrar su valor con resultados, es robar la de alguien más para aprovechar su credibilidad para diseminar mentiras. Ponga especial atención en la dirección de la página web. Puede ser tan parecida que el cambio es imperceptible pero un cambio pequeño hace toda la diferencia. 

3. Entienda la diferencia entre noticias, editoriales y columnas de opinión. Las noticias sirven para informarle de un suceso o circunstancia, con datos y evidencia. Los editoriales son la posición de la junta editorial de un periódico al respecto de un tema específico, pero no son necesariamente la verdad sobre ese tema. Las columnas de opinión, como esta, no son noticias tampoco: son la posición de quien la escribe. 

4. Si es demasiado bueno para ser cierto, probablemente no lo es.

5. Si es bueno, y además, parece cierto, vale la pena constatar qué dicen otras fuentes. Si realmente lo reportado es algo que pasó, después de (en estos tiempos, minutos) ningún medio de comunicación tendrá el monopolio de la historia y podrá ver y comparar.

6. Un buen reportaje periodístico (y estos están en peligro de extinción) muestra evidencia. El periodista no espera que usted le crea solo porque se lo están diciendo: sabe que su deber es demostrarle por qué lo que le está reportando es verdad.

7. Dese cuenta que Facebook, Twitter, o sus correos electrónicos no están de su lado en esta batalla. No tienen los incentivos para parar a una historia falsa de volverse viral. Usted sí tiene ese poder. Simplemente, no dejándose manipular y dejando de compartir.
 

*Lic. en Derecho de ESEN con maestría
 en Políticas Públicas
de Georgetown University.
Columnista de El Diario de Hoy.
@crislopezg