Una cobertura electoral soñada

Destapemos las cloacas, sin miedo a las ratas y podredumbre. Una excelente indagación será siempre agradecida por las audiencias, aunque a otros no les caiga en gracia.

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Por Elizabeth Castro

14 October 2017

En la película ganadora del Óscar, Spotlight, hay una escena de particular interés para los medios de comunicación. Walter “Robby” Robinson, líder del equipo de investigación del Boston Globe, conversa en un restaurante con Marty Baron, recientemente llegado al periódico para ser editor en jefe.

El nuevo director quiere conocer más sobre lo que hace el departamento de investigación. Cuando Baron reacciona con sorpresa por el tiempo que toman los trabajos, Robby pregunta si eso es un inconveniente, temeroso a ser la próxima víctima de los recortes que se están llevando a cabo.

“No necesariamente”, es la respuesta de Baron. Tras algún intercambio de palabras, Marty le explica que, más que en los inevitables despidos efecto de la baja de ingresos por el internet, está concentrado en encontrar la forma de hacer esencial el periódico para sus lectores. Una idea similar se encuentra en uno de los filmes clásicos del periodismo, Ciudadano Kane. “Quiero que este medio sea necesario para los habitantes de Nueva York, así como lo es el gas”, dice emocionado el dueño del periódico al hacer su declaración de principios. Lamentablemente, Kane incumple sus palabras y termina utilizando sus medios para su beneficio hasta tergiversar la realidad.

Nos acercamos cada vez más a las elecciones y esta es una excelente ocasión para que la prensa se convierta precisamente en eso, en un bien necesario para las audiencias. La responsabilidad es mayor por la enorme apatía —reflejada en varias encuestas— de la ciudadanía hacia la política y a los políticos.

A esta irritación (que en algunos casos llega a una actitud antipolítica) se suma la proliferación de pseudomedios que no son más que sitios creados a la medida para favorecer a una determinada figura o partido y desviar la atención de la opinión pública.

“El propósito central del periodismo es brindar a los ciudadanos la información precisa y confiable que necesitan para funcionar en una sociedad libre”, afirma Deborah Potter en su libro Handbook of Independent Journalism (Manual del periodismo independiente). Cumpliendo con su misión, los medios serios y libres de intereses oscuros pueden contribuir a vencer la apatía de tantos salvadoreños.

Lo considero importante, pues un país no se saca adelante con la indignación, a regañadientes o absteniéndose de ir a votar. También, como explica Guillermo Miranda en su columna de opinión, “no votar o votar nulo o en blanco —que para efectos prácticos son lo mismo— es sujetar la elección a votantes incondicionales que, en varios casos, tienen una ciega disciplina ya sea por clientelismo o por fanatismo”.

¿Cómo podemos los medios de comunicación hacer un buen trabajo en estas elecciones? Fuera cuestiones técnicas o estéticas, el primer paso es evitar a toda costa el esquema plano del periodismo, es decir, aquel que se limita publicar las declaraciones de sujeto A y sujeto B. Lo habitual es aprender en las aulas que debemos ser balanceados. No lo dudo, pero en un mundo invadido por la desinformación, con el agravante del populismo electorero, hay que ir más allá y pasarlas por un “filtro contra la demagogia”. En otras palabras, no escribamos las declaraciones de las fuentes sin más. Analicemos qué tan precisas son y contextualicémoslas; en caso sean falsas o engañosas, tenemos que decirlo, para que la gente sepa cuán poco confiable es un político.

Muy en relación con lo anterior se encuentra la preparación para las entrevistas. Si no obtenemos respuestas, debemos repreguntar; si se desvían del tema, debemos repreguntar; si contestan a medias, debemos repreguntar. Este llamado es todavía más urgente para los medios televisivos, tantas veces caracterizados por la superficialidad.

No es menos importante el trabajo fiscalizador a través de las investigaciones periodísticas. Seamos perros guardianes de nuestra sociedad y entremos a profundidad en los campos que a algunos les conviene que permanezcan ocultos. Destapemos las cloacas, sin miedo a las ratas y podredumbre. Una excelente indagación será siempre agradecida por las audiencias, aunque a otros no les caiga en gracia.

El periodismo es una profesión honorable y de gran bien para la sociedad cuando se ejerce justamente. “No puedes tener verdaderos periódicos sin democracia, ni puede existir la democracia sin periódicos”, concluía Alexis de Tocqueville tras su visita a Estados Unidos hace casi 200 años.

*Periodista.

jgarciaoriani@gmail.com