Familiares, amigos, funcionarios, exfuncionarios y empresarios acompañaron el sepelio del expresidente Armando Calderón Sol, cuyos restos fueron inhumados ayer en un acto privado, en una cripta de la iglesia San José de la Montaña, tras su deceso el lunes en los Estados Unidos, donde fue tratado por cáncer.
Reconocidos personajes de la vida política y empresarial del país, se dieron cita a las honras fúnebres y destacaron la personalidad y los dotes democráticos de Calderón Sol, quien gobernó al país de 1994 a 1999.
Uno de ellos fue el doctor Enrique Borgo Bustamente, quien fue vicepresidente durante la administración presidencial de Calderón Sol (nota aparte).
Sin embargo, su hijo mayor, Luis Armando, dijo durante la misa de cuerpo presente que “de todos esos calificativos”, la historia se encargará de darle ese reconocimiento.
“Por mi parte me enfocaré en esos detalles que para mí lo hicieron un ejemplo a seguir y mi inspiración: Primero la fe en Dios. Pocos sabrán, pero mi papá era una persona muy llena de Dios y cercana a la iglesia”, dijo el primogénito del exgobernante.
Destacó que su padre siempre fue quien en los momentos difíciles de la familia, les infundió ánimo para enfrentar las más serias dificultades, inclusive durante este último quebranto en su salud por el cáncer.
“Ya en sus últimos días recibimos una noticia no muy buena de su diagnóstico. Como era costumbre estábamos todos juntos; inmediatamente el doctor terminó de hablar, (él) salió del cuarto. Todos sentimos un enorme golpe. Fue justo en ese momento que todos estábamos desconsolados que mi papi tomó el control y nos dijo: no se preocupen por mí. Yo no le tengo miedo a la muerte. Yo soy un hombre de mucha fe y estoy preparado para reunirme con nuestro creador”, relató durante la misa el hijo del fallecido exmandatario.
Luis Armando junto a su madre, Elizabeth de Calderón, recibió el pabellón nacional de manos del ministro de Defensa, David Munguía Payés.
“Cuidado con el poder”
Luis Armando, recordó los consejos que como hijos recibían permanentemente de su padre, el ex presidente Calderón Sol.
“Siempre nos decía: hijos, el poder embrutece y que hay que tener mucho cuidado. Es por esta razón que él nunca dejó de ser quien realmente fue: auténtico, jovial y divertido. Además como político experimentado que lo fue, siempre reconoció que el poder era pasajero y que al final lo que quedaría era la forma en como usar ese poder en beneficio de los demás”, recordó su hijo.
Luego del acto protocolario de despedida en la Cancillería donde estuvo en capilla ardiente, los restos del expresidente de la República fueron llevados en una carroza de la Fuerza Armada que recorrió varias arterias de la capita, hasta la iglesia San José de la Montaña.
A la salida de la iglesia y rumbo al sepulcro en el mismo lugar, la Fuerza Armada le rindió honores a Calderón Sol, como jefe de Estado.
En ese templo y en un acto privado de la familia y amigos fueron inhumados los restos del expresidente Calderón Sol.