Una nueva era para Suecia y El Salvador

El mes pasado, pudimos celebrar el lanzamiento de una nueva era en nuestras relaciones de amistad.

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25 November 2016

Cuando asumimos la conducción de la Cancillería, en el año 2009, nos propusimos impulsar una política exterior abierta al mundo y sin ataduras ideológicas, en la que nuestras relaciones con el mundo se llevarían adelante pensando siempre en el bienestar de la población salvadoreña. Sabíamos que para ello debíamos continuar estrechando los lazos existentes con nuestros socios tradicionales, pero también abriendo vínculos con países que se habían quedado fuera de nuestra agenda, así como dando un renovado impulso a relaciones que ya se encontraban establecidas, pero a las que no se les estaba brindando la atención merecida.

En esta última línea, una de las regiones a las que decidimos apostarle para trabajar en una suerte de relanzamiento de nuestras relaciones fue la de los países nórdicos. Y en ella, especial lugar ocupaba la posibilidad de retomar y fortalecer la centenaria amistad que nos une con el pueblo y el Gobierno sueco.

Fue hace 140 años, un 1 de octubre de 1876, que la República de El Salvador y el Reino de Suecia decidieron dar formalidad a su vínculo, con el establecimiento de relaciones diplomáticas. Desde entonces, muchos acontecimientos ocurrieron en la vida de ambas naciones y en el mundo entero, pero algo que seguramente tenemos muy presente los salvadoreños es toda la solidaridad que, en los momentos más difíciles de nuestra historia reciente, tuvimos justamente de este país escandinavo.

Suecia, durante los años ochenta en los que se desarrolló nuestro conflicto armado interno, contribuyó tanto a sentar las bases para la búsqueda de una solución negociada al enfrentamiento como a aliviar el sufrimiento que vivieron muchos de nuestros hermanos. El pueblo sueco abrió sus brazos para recibir y dar refugio a compatriotas que fueron perseguidos políticamente en aquellos años, y en El Salvador, la cooperación del gobierno y organizaciones no gubernamentales suecas fue clave también para brindar asistencia humanitaria.

La conformación del Grupo de Contadora, de los primeros esfuerzos internacionales que empezaron a abogar por la vía del diálogo para solucionar los conflictos en Centroamérica, tuvo además en el ex primer ministro sueco, Olof Palme, uno de sus principales aliados, luego de que este hiciera un llamado a los presidentes de México, Colombia, Venezuela y Panamá, para que pudieran jugar ese rol mediador en la región. 

Tras la firma de los Acuerdos de Paz, los amigos suecos continuaron apoyándonos en nuestro proceso de consolidación democrática y en la implementación de diversos proyectos sociales. Y hoy, casi 25 años después, sin duda podemos decir que a Suecia y El Salvador nos une ya no solo esa gran historia de solidaridad y hermandad, sino también una visión de futuro sobre el mundo que queremos, construido sobre la base de ideales y principios compartidos como el respeto a los derechos humanos, la paz, la democracia, el progreso económico, la integración y el diálogo.

Precisamente producto de esa visión común es que, el mes pasado, pudimos celebrar el lanzamiento de una nueva era en nuestras relaciones de amistad y cooperación, al concretar con mi homóloga sueca, la ministra de Asuntos Exteriores, Margot Wallström, la firma de un acuerdo para dinamizar el trabajo bilateral en temas que incluyen la promoción del comercio, derechos humanos, medio ambiente y cambio climático, desarrollo sostenible, género, derechos de la mujer, cooperación académica y científica, y misiones de mantenimiento de paz.

Son todos temas en los que no solo podemos aprender mucho de la experiencia sueca, sino en los que también ambos países podemos conjuntar esfuerzos para posicionar enfoques e impulsar alianzas en temas relevantes de la agenda global. Asimismo, en el plano comercial, no podemos pasar desapercibidos los más de 100 años de presencia en El Salvador de la empresa Ericsson, y la cada vez más pujante participación en el mercado de las telecomunicaciones de la compañía Millicom, por medio de su filial Tigo.

Como decía hace unas semanas, con motivo de esta importante conmemoración de nuestros 140 años, esa amplia lista de temas comunes solo puede evidenciar nuestro deseo compartido de generar progreso y bienestar en la población, así como de aportar a la paz en el mundo. Y refleja, por supuesto, que a pesar de las distancias geográficas, Suecia y El Salvador estamos más cerca que nunca.

*Ministro de Relaciones Exteriores.