No son “errores” sino actos que se prestan a fraudes

Lo que se busca es inventar nuevas “justicias”, desconocer o pisotear lo que moral y jurídicamente tiene vigencia desde hace milenios, para imponer esquemas propios de todas las dictaduras.

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Por Mirna Navarrete

08 October 2017

Un reportaje de EL DIARIO DE HOY publicado el miércoles anterior enumera una serie de fallas graves en el sistema electoral de cara a los comicios de 2018.

Al día siguiente de nuestra publicación, el partido ARENA también los denunció y calificó como “errores”, aunque muchos dudan de que realmente lo sean.

Lo cierto es que estas deficiencias, vacíos, irresponsabilidades, no hacen más que generar desconfianza entre la población que considera que más bien podrían ser decisiones dolosas y prestarse para movidas y fraudes.

Los señalamientos van contra hechos como no dotar de un presupuesto adecuado al TSE para llevar a cabo los comicios, no definir las empresas que vigilarían el conteo (para luego salir con entidades desconocidas fuera del barrio donde operan y además de sospechosas credenciales), no capacitar a los miembros no partidistas de las mesas receptoras, no ocuparse de organizar el transporte de las urnas, no depurar minuciosamente los padrones electorales donde difuntos siguen vivitos y coleando...

No se necesita una nariz muy sensible para darse cuenta, como Hamlet en Elsinore, de que “hay algo muy podrido en Dinamarca...”.

Según los camaradas que se dicen estar “muy afectados” por fallos de la Sala de lo Constitucional,“la democracia no sale de un escritorio o se construye vía sentencias, sino en grandes acuerdos de país”, confundiendo lo que es el ejercicio de derechos y facultades que conceden las leyes, con lo que son procesos para elaborar, depurar y definir leyes y protegerlas, lo que sí se hace en escritorios de personas versadas en Derecho que además han sido designadas para realizar tales labores.

Mientras esto sucede, crecen los temores de que se estén fraguando nuevas alianzas con pandillas, como se ha denunciado en el pasado, para controlar o incidir en los resultados.

La mayoría de salvadoreños recuerda cómo el oficialismo se valió de todos los medios y la maquinaria del Estado, incluso el mismo día de los comicios, para afectar a la oposición y evitar que se recordara públicamente el historial de los candidatos efemelenistas. La democracia se basa en el voto individual, libre e informado, lo que se trató de impedir entonces.

Los “errores” y las intromisiones interesadas de magistrados del TSEen el proceso son decisiones dolosas, actos con los que se busca impedir que los ciudadanos se expresen libremente.

Un partido oficial empobrecedor como el actual, que ha hecho de los griteríos callejeros, de su negativa a conciliar posturas con la oposición, de su permanente desvalijamiento y sus destructivas medidas económicas, está generado una calamidad nacional, revolviendo aguas para beneficiarse del desorden y falta de control durante los comicios.

Quieren inventar nuevas justicias

pero son las mismas de las cavernas

Para llegar a un entendimiento lo que propone un magistrado son “grandes acuerdos de país” como sería la propuesta de estar celebrando con frecuencia nuevos acuerdos de paz, como lo han planteado los efemelenistas, lo que conduce de inmediato a la inseguridad jurídica, que es igual a la muerte del Orden de Derecho.

Lo que se busca es inventar nuevas “justicias”, desconocer o pisotear lo que moral y jurídicamente tiene vigencia desde hace milenios, para imponer esquemas propios de todas las dictaduras, pasando por encima de la moral y la lógica para volver a las cavernas, a la ley de la selva.