Fíjese: disfrutando de la velocidad en el carro de mi amigo a 170 km/hora en el carril del centro de una autopista, veo cómo le pasamos a los que van en el carril de la derecha entre 80 y 120 y como nos adelantan los del carril izquierdo que van entre 180 y 200… Aquí no hay límite de velocidad y solo en determinados lugares, la restringen a 130 km/h. Los vehículos funcionan perfectamente y en dos mil kilómetros que viajé no vi ningún accidente, ni ningún carro averiado. Las autopistas están perfectamente señalizadas y tienen el ángulo peralte adecuado para tomar las curvas sin girar el volante... pero también las carreteras de segundo y tercer orden están bien señalizadas y todas tienen pilares reflectantes.
En Alemania se saca la licencia una vez en la vida y se deja de manejar cuando el médico lo recomienda. Mi amigo, como yo, tiene más de setenta años y en la autopista conduce a 180 km/h.
Las ciudades grandes, medianas y pueblos pequeños son limpios y en todos hay sistemas de recolección de desechos que empieza en las casas con diferentes depósitos, para plásticos, papel y cartón, vidrios y residuos orgánicos.
El transporte público es moderno, seguro y económico. Estudiantes, mayores y quien quiere, puede comprar pases mensuales electrónicos. En cada parada de buses está el horario que cumplen al minuto.
Al parar el bus se baja hasta la altura del anden. Si es necesario subir con silla de ruedas, tienen un mecanismo especial que facilita la subida y la bajada.
Los supermercados están abastecidos. Las frutas son frescas, se pueden tocar solo con guante y si la toma, no la puede devolver.
Nadie se pasa los semáforos en amarillo y la preferencia la tienen siempre los peatones… Por toda la ciudad hay carril para bicicletas y mucha gente va a su trabajo en bicicleta.
La última noche me hospedé en un hotel al lado del aeropuerto y durante una hora vi el alineamiento de los aviones para aterrizar uno cada tres minutos proveniente de todo el mundo.
La gente viste bien, es educada y casi todo está automatizado. En los cajeros se coloca la libreta de ahorros, automáticamente la introduce y pregunta qué se quiere hacer: depositar, transferir o retirar dinero… se teclea la clave y hecho.
Visité dos empresas, una de procesamiento de chocolate y una tostadora de café, y no habiendo ahí ni cacao ni cafetales, son muy rentables, extremadamente higiénicas y todos aplican estrictamente las buenas prácticas de manufactura.
El país funciona porque la democracia funciona y el gobierno es profesional, leal, honrado, transparente y en lugar de déficit, tiene un gran superávit… Tienen políticas que impulsan la empresa privada, el ahorro, el desarrollo tecnológico, la educación, la salud, la investigación, el diseño, el transporte moderno, las importaciones y exportaciones, la agricultura, la energía eólica y la solar; las empresas respetan las leyes laborales, pagan puntualmente sus impuestos que son bien invertidos, las pensiones están garantizadas, no hay madrugones en el parlamento, las autoridades ejercen responsable y transparentemente su autoridad, la gente respeta las leyes, es disciplinada y todos priorizan la calidad en todo…
¿Usted cree nos merecemos un país así?... ¡Hagámoslo! ¡Singapur es más pequeño y ya lo consiguió!
*Columnista de El Diario de Hoy.
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