Cada vez que el ejecutivo se queda sin dinero, cosa que pasa cada día con más frecuencia, este plantea una de dos soluciones: crear otro impuesto o apropiarse de nuestras pensiones. Muy a su conveniencia la solución nunca viene por el lado del ahorro, reducir el gasto no está dentro de las posibles alternativas planteadas por el gobierno para salir de la crisis, de hecho ha propuesto un incremento de 97 millones para el ejercicio 2017. Y debemos ser claros, no solo el Ejecutivo abusa los recursos del Estado, sino también la Asamblea Legislativa, el sistema judicial, las alcaldías y autónomas.
El principal problema en el Ejecutivo son las 45,000 nuevas plazas creadas desde el 2009, las cuales entre salarios y beneficios, nos cuestan anualmente cerca de 800 millones de dólares. A esto sumemos los carros de lujo, los múltiples asesores, los viajes, la publicidad en radio, prensa y televisión de cada ministerio o dependencia que no falta para anunciar a los cuatro vientos planes y acciones por pequeñas que sean.
La Asamblea Legislativa recientemente aprobó la renovación de su seguro médico privado por un monto de 6 millones de dólares, no escuché a ninguna fracción oponerse o, en el peor de los casos, renunciar al seguro. No faltan tampoco los carros de lujo para los miembros de la junta directiva, incontables asesores, innecesario sistema de votación de medio millón de dólares y recepciones en hoteles de primera. Todo esto, recordemos, avalado por todas las fracciones y pagado con nuestros impuestos.
Por su parte, el Órgano Judicial cuenta también con su propio millonario seguro médico. Por qué estos no pueden ir a los hospitales públicos es algo que sobrepasa mi entendimiento. Son empleados que actúan como patronos, al autorecetarse beneficios por encima de los requisitos de ley. Esperaría que la CSJ dé el ejemplo, y elimine la perversa práctica de contratar seguro médico privado, pagado con los impuestos del que va al ISSS o al precario sistema de salud pública.
Las alcaldías no se quedan atrás, el despilfarro en publicidad es aberrante. Como máximo exponente tenemos al alcalde Bukele, que inundó la ciudad de vallas publicitarias y muppies para decir que sus ideas son invencibles. Usa los recursos de la Alcaldía para pintar láminas, paredes, camiones municipales y monumentos de turquesa, su color de campaña. Los anuncios en Facebook para promocionar la imagen de Bukele son cosa de todos los días. Nuevamente recuerde, todo esto pagado con nuestros impuestos.
Mi estimado compatriota, antes de apoyar la creación de más impuestos o la expropiación de nuestras pensiones, exija a su presidente, diputado o alcalde que recorte todos esos excesos que en nada ayudan a nuestro bienestar. ¿Por qué usted va ir al ISSS y ellos a hospitales privados? ¿Por qué va usted a andar en buses chatarra y ellos en camionetas de lujo con guardaespaldas? ¿Por qué usan nuestros impuestos para publicidad y no para medicinas? ¿Por qué hay familias enteras trabajando para el Ejecutivo, cuando usted o un familiar suyo están sin trabajo?
Es hora de despertar y dejarle claro de una sola vez a la clase política que no estamos para pagar sus lujos y excesos, primero que se ajusten bien el cincho, que suficiente dinero entra al Estado. Ya es tiempo que los partidos políticos entiendan que no son dueños ni de nuestras pensiones ni de las instituciones que manejan. Esta es la era del ciudadano y defenderemos lo propio, por las vías legales, pero con gran firmeza y determinación.
*Colaborador de El Diario de Hoy.
@jpelsalvador