Si tuviésemos que calcular el ingreso del impuesto del Fondo de Estabilización y Fomento Económico (conocido como FEFE) basados en la cantidad de atascamientos de tráfico que cada día se dan, podríamos aspirar a tener subsidio al gas propano absolutamente todos los salvadoreños.
Porque ese impuesto, creado en tiempos de guerra, obliga a pagar 16 centavos de dólar por cada galón de gasolina, por lo que así como solemos decir, “a ojo de buen cubero”, ¿cuánto pagamos para subsidiar el gas propano que las distribuidoras han dejado de vender con subsidio debido al impago del gobierno?
También es inconcebible que el gobierno que más fondos ha recibido, a través de préstamos y tantos impuestos que pagamos todos, a estas alturas del partido declare que no tiene para pagar la deuda previsional e implora por más deuda.
Mientras tanto, muchos pequeños empresarios como costureras, sastres, zapateros que empeñaron hasta su casa para cumplirle al gobierno con la dotación de artículos que necesitaban para comenzar el año escolar, siguen esperando a que honre la deuda adquirida, algunos habiendo perdido sus posesiones de toda la vida por el incumplimiento del otro.
Otro ejemplo de dinero cuyo destino es incierto es el que mes a mes captan como resultado del último impuesto del 5 % a las telecomunicaciones y todo lo que de ellas derive. A pesar de que en el documento de creación de ley quedó plasmado el uso que se le debía de dar a este y que básicamente estaría en la seguridad, comenzaron a desviarlo a cualquier otro rubro que les conviniera, violando nuevamente la ley.
A pesar de recibir muchos fondos a través de ese impuesto, el gobierno presiona por más deuda, esta vez 100 millones de dólares que dicen, serán destinados a la PNC.
Como no hay garantías de que ese nuevo préstamo sea bien utilizado, no se les aprueba y optan por desplegar un plan de seguridad al que bautizan “Vulcano”, que más parece una exhibición de feria, porque nadie entiende cómo una tanqueta colocada en el Salvador del Mundo vaya a disuadir a un delincuente de cometer sus fechorías.
Mientras tanto, la pregunta que muchos nos hacemos es: ¿cuánto gasta el gobierno para desplegar ese armamento que no podrá utilizar?
A más de ocho años del FMLN gobernando es fácil elaborar el listado de sus desaciertos. Uno de los más grandes, sin lugar a dudas, y que esperamos no traiga consecuencias irreparables, es su necedad en apoyar la dictadura de Nicolás Maduro, a sabiendas de que nada bueno aporta a El Salvador.
El último informe del Banco Central de Reserva reporta que de enero a agosto de este año se recibieron $3,283.5 millones de dólares en concepto de remesas, de las cuales, el 97.3 % llega de los Estados Unidos, ese país que por años ha albergado a más de dos millones de nuestros compatriotas.
Pero esos datos no parecen ser suficientes para que el gobierno deje de comportarse como partido político y busque la manera de proteger a los salvadoreños en lugar de ponerse del lado de un dictador que ha matado a los suyos no solo con balas o en la cárcel, sino de hambre.
Son miles de millones que ingresan a nuestro país para dinamizar nuestra triste economía. Son miles de millones que el gobierno percibe a través de nuestros impuestos. Sin embargo, a estas alturas nuestra única pregunta es: ¿qué hacen con el dinero de los salvadoreños?
*Diputada