Mientras escribo este artículo, la costa sur este de los Estados Unidos se encuentra en alerta máxima porque es casi seguro que el huracán Matthew tocará tierra con una fuerza demoledora. Los estados en riesgo instruyen a sus ciudadanos sobre cómo actuar y están preparados para hacer llegar a los posibles afectados toda la ayuda necesaria. Pero esa preparación no surge a pocas horas del posible impacto del huracán, sino desde que Matthew comenzó a formarse frente a las costas de Venezuela. Me llamó la atención que, entre esos preparativos, está el llamado a que los vecinos velen los unos por los otros y... ¡a orar! ¡Qué ejemplo! Sorprende que, en un mundo tan materialista como el actual, una autoridad recuerde a sus ciudadanos la inmensa importancia de la fe y el gran poder de la oración.
Por favor, ¡aprendamos!
Primero, nuestra irresponsable falta de preparación. Hemos sabido, desde hace mucho tiempo, que estamos acercándonos, cada vez más, a un mortal precipicio del que será imposible salir indemnes. Los avisos han sido claros y permanentes, los hechos son irrefutables sobre el descalabro que nuestro país está viviendo. Pero el gobierno de “Salvador cumple” se dedica a sus carnavalitos sabatinos, pensando que con atacar en ellos a sus críticos la situación cambiará de rumbo automáticamente. Eso sucede por elegir a ineptos para conducir nuestra nación.
Estas líneas serán publicadas después del fatídico y anunciado “viernes negro”. No tengo la menor idea de qué podrá suceder, pero los signos que vemos no pueden ser peores. La actitud de los partidos de “oposición” que votaron “para apoyar a los viejitos” y luego se arrepintieron, no tiene nombre. La situación de ARENA, constantemente chantajeada, no escuchada en sus propuestas y burlada cuando milagrosamente consiguen algún acuerdo, es terriblemente preocupante. Las señales que el gobierno lanza a sus acreedores, son nefastas. Sin embargo, las instituciones de buen nombre, los economistas reconocidos y sensatos, los técnicos no ideologizados, todos auguran que todavía podría haber solución, si se actúa con sensatez y patriotismo.
Es decir, como se ha sabido siempre y como nos enseñaron nuestros padres: si se actúa con honradez, asumiendo las responsabilidades, afrontando las consecuencias de nuestros actos, enmendando los errores y cumpliendo los compromisos adquiridos. Para esto, el gobierno efemelenista debe renunciar a la campaña de odio contra sus críticos y aceptar las medidas que la razón impone. ¿Estaremos aún a tiempo de quedarnos a la orilla del precipicio, o nos habremos lanzado a él? Posiblemente, al leer estas líneas, ya tengamos una respuesta.
Y, sea cual sea, pongamos en práctica la otra instrucción que los gobernadores de los estados amenazados por Matthew han dado: ORAR.
Estamos en el Mes del Rosario, la oración más poderosa y más consoladora, la que nos lleva a caminar y meditar la vida de Jesús acompañados por su santa Madre. Los milagros que la humanidad ha obtenido mediante el Rosario son incontables; tal vez el más famoso sea el de la batalla de Lepanto, cuando milagrosamente fueron vencidos los poderosos ejércitos musulmanes por los cruzados el 7 de octubre de 1571, instaurando esa fecha como la Fiesta de Nuestra Señora del Rosario. Pidámosle a Ella que cuide nuestra Patria y que, por su intercesión, el Espíritu Santo ilumine a quienes tienen en sus manos el destino de El Salvador.
*Columnista de El Diario de Hoy.