A gusto entre el caos, los enemigos de democracia

Además de los oscuros propósitos políticos que implicaría nacionalizar a 200 mil centroamericanos, no cuesta mucho anticipar el impacto desastroso sobre los servicios públicos.

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Por Mirna Navarrete

25 September 2017

Hacer “salvadoreños” a doscientos mil hondureños y nicaragüenses se propone el gobierno efemelenista, según denunció Javier Simán, líder de la plataforma ciudadana Mi Gente, al hacer un desglose de las irregularidades y peligros que enfrenta el proceso electoral salvadoreño.

Además de los oscuros propósitos políticos que esto implica, no cuesta mucho anticipar el impacto desastroso sobre los servicios públicos, la enseñanza, los equilibrios sociales, la delincuencia, el empleo y muchos otros aspectos de la vida pública que tal cosa tendría al plazo inmediato y en adelante; cada ciudadano debe reflexionar sobre semejante despropósito.

Ese y muchos otros temas tocó el señor Simán en una entrevista que nos concedió la semana pasada y que fue difundida a través de www.elsalvador.com.

No cuesta adivinar que a medida que se acercan las elecciones legislativas y municipales, los socialistas del Siglo XXI recurren a todos los medios para generar desorden y entorpecerlas, partiendo de aquello de que “en río revuelto y aguas turbias” habrá ganancia para los enemigos de la democracia.

El señor Simán señaló, como asunto muy grave, lo que sucede con el Tribunal Supremo Electoral ( TSE), que tiene tanto funciones de juez para dirimir conflictos como de actor dirigiendo los comicios, funciones que se contradicen una con la otra.

El primer tropiezo es que la Asamblea no ha aprobado los suficientes recursos al TSE, lo que le imposibilita (precisamente el objetivo que el oficialismo tiene) ejercer con eficiencia cualquiera de sus dos funciones. Y al no tener dinero, lo que se impone es una anarquía, pues si nadie vigila a plenitud se propicia el desorden, una anarquía de la que se valen los que buscan perpetrar un fraude.

Luego está el problema del padrón, en los que aparecen varios miles de difuntos que, pese a serlo, pueden aparecer “votando” en las elecciones. Y al lado de estos difuntos saldrán votando personas que tienen dos o más Duis, e inclusive aquellos que están inscritos en varios partidos a la vez.

El señor Simán hace ver que la OEA puede, además de ejercer la función de observadora en las elecciones, dar asistencia para que se depuren los listados, como ha hecho en otros países.

Pero aun con la experiencia de la OEA, si no hay voluntad de arreglar las cosas, no resulta fácil hacerlo, más pensando que “en río revuelto y aguas turbias” el oficialismo se siente muy a gusto, frase de un conocido nuestro, no del señor Simán.

Los primeros que desaparecen en el socialismo son los abogados

Los partidos políticos, los magistrados que se ocupan de los asuntos electorales, todos esos solemnes abogados que le hacen el juego a los socialistas del siglo XXI deben pensar en una cosa: en ningún régimen comunista, ni de hoy ni de nunca, hay partidos de oposición ni solemnes magistrados (pues lo que menos quieren son leguleyos que estén aguijoneándoles todo el tiempo).

Manden todos esos petulantes abogados, tinterillos, secretarios de juzgados, litigantes, etc., una misión a Cuba para entrevistarse con sus homólogos y van a descubrir, ¡oh, gran sorpresa!, que tales asociaciones y funcionarios no existen, que desaparecieron a los pocos meses de implantarse el castrismo.

Las advertencias del señor Simán deben tomarlas muy a pecho todos los grupos, personas, asociaciones y ciudadanos que valoran la democracia como sistema político y que no quieren convertirse en súbditos de ninguna dictadura despiadada.