Cantamos el Himno Nacional

Al cantar el Himno Nacional, estos funcionarios son perjuros al afirmar que han consagrado su vida al bien de la Patria, cuando han priorizado sus propios intereses.

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Por Mirna Navarrete

23 September 2017

En este septiembre que casi termina, algunos salvadoreños hemos recordado nuestra gesta independentista y los sacrificios de los Próceres que la hicieron realidad, decorando nuestras casas y vehículos con la bandera azul y blanco, aunque este año menos que en años anteriores, y cantado nuestro Himno Nacional en alguna ocasión.

Pero repetimos sus bellísimas frases mecánicamente, sin fijarnos en su contenido, y con actitudes que evidencian poco respeto hacia nuestros Símbolos Patrios. Los funcionarios públicos, que en una fecha determinada cumplen con el sagrado deber de salir de sus oficinas para cantarlo, tienen que recordar una frase del Himno que supone un compromiso de honor.

Iniciamos el coro saludando a la Patria y “juramos consagrar nuestra vida, para lograr su bien”, lo cual está totalmente reñido con el cáncer de la corrupción, que ha penetrado la mayoría de las instituciones públicas, aunque también se extiende al sector privado, pues para que haya un corrompido se requiere la presencia de un corruptor. Y también contribuye la indiferencia ciudadana que, cubierta de gruesa capa de tolerancia, tolera la corrupción sin protestar.

Es corrupción la deuda del Goes de más de medio millón de dólares con las empresas distribuidoras de gas propano, al no haberles pagado el subsidio, pero es injusto que también los pequeños distribuidores tengan que asumirlo, porque el Goes no les paga, lo que constituye su capital de trabajo. Pero el ministro Tharsis Salomón dice que es una deuda flotante, problema de caja, pero que se les va a pagar, algún día. Su alto salario, más viáticos, deberían ser parte de esa deuda flotante.

Los diputados del FMLN se niegan a discutir las propuestas presentadas por la ICP y la de los partidos de oposición para la reforma de pensiones. Están empeñados en que se apruebe la propuesta gubernamental, recomendada por el actuario contratado por ellos, porque autoriza al Estado a apropiarse de los fondos de los trabajadores. El ministro Cáceres apoya la corrupción pidiendo a los diputados que sean generosos, para ayudarle a aliviar la difícil situación de caja.

Es corrupción y falta de respeto servirse de la Fuerza Armada para montar un show militarizando la capital como demostración de combatir la delincuencia. Viejas tanquetas estacionadas frente a la Embajada de los Estados Unidos, Plaza del Salvador del Mundo y la zona poniente de la ciudad, en lugar de ubicarlas en las zonas periféricas, territorios en poder de los delincuentes.

El señor Presidente, en su ponencia en la ONU, apoyó incondicionalmente la dictadura de Maduro en Venezuela, felicitó al presidente de República Dominicana por propiciar el diálogo, exhortó al gobierno estadounidense a terminar con el embargo a Cuba. Para después de estos temas, nada importantes para el pueblo salvadoreño, se atrevió a pedir se renueve el TPS y no se suspenda el DACA.

Al cantar el Himno Nacional, estos funcionarios son perjuros al afirmar que han consagrado su vida al bien de la Patria, cuando han priorizado sus propios intereses. Y como el magistrado Olivo se siente orgulloso de cantarlo con la mano izquierda sobre el pecho, hay que recordarle que al hacerlo con el brazo derecho, la mano reposa sobre el corazón, que está al lado izquierda, evidenciando nuestro amor a la Patria. Aunque si es su preferencia, usar el brazo izquierdo, para que su mano repose sobre cualquier otra víscera, está en su pleno derecho.

Pero si estamos hartos de la corrupción, debemos exigir y despertar de la indiferencia, haciendo sentir nuestra voz, para SACAR AL FMLN DEL GOBIERNO Y DE LA ASAMBLEA. Dios te salve, Patria Sagrada.

*Columnista de El Diario de Hoy.