La mayoría de medios de información en España ha consignado la noticia sobre la condena a tres años y medio que ha impuesto el Tribunal Supremo a un hombre que se amputó la mano simulando un accidente para cobrar el seguro.
Los hechos: el hombre, un campesino de Castellón con problemas económicos, contrató varios seguros de accidente y de vida para luego simular el percance y como consecuencia perder la mano; el condenado además tendrá que devolver a tres aseguradoras unos 367 mil dólares, el dinero que recibió de tres compañías de seguros. El caso, ocurrido en el 2007, señala que el hombre se cortó la mano, luego se hizo un torniquete, se subió a su auto y lo accidentó, dejándose caer en un barranco.
Lo extraordinario de este hecho es que la justicia pudo comprobar que tras el accidente, el hombre dio fuego al carro, se aventó cerca del lugar y llamó a la policía; los agentes lo encontraron fumándose un cigarro (pueden leer la historia completa en las ediciones digitales de los periódicos españoles del viernes 14 de octubre).
También es extraordinario que, luego de los hechos, el hombre cobrara los seguros, se dice que tenía hasta tres pólizas con algunas compañías. Luego de haberse descubierto el timo, el reo adujo, tal como lo consigna el periódico ABC, un cuadro psiquiátrico grave crónico con actual diagnóstico de esquizofrenia paranoica desde el accidente; que el corte de la mano no fue limpio y se produjo en el momento del accidente, no antes.
¿Por qué rocambolesco? Uno, El hecho en sí mismo es curioso, casi fantástico; dos, la justicia, luego de una investigación detallada descubre los hechos, los prueba, los judicializa y se logra una condena, esto es fantástico para nuestro medio. Y tres, la cobertura noticiosa de los acontecimientos, incluso la versión y racionamiento del acusado, es amplia pero discreta y sobria, no se menciona ni se explota noticiosamente a la persona… se cuenta con detalles el hecho pero se cuida la imagen de la persona, incluso de un hombre abatido por las deudas que ha querido burlar la justicia.
Volviendo la vista a nuestro El Salvador, me queda claro y no hay mucho qué decir al respecto, sobre lo atrasados que estamos, no sé si para cometer este tipo de delitos abusando de las pólizas de seguros, sino por el alto grado impunidad que existe. Me explico.
La investigación que permite llegar al fondo de los hechos y descubrir la verdad es mínima; miles de asesinatos, miles de extorsiones, por citar dos delitos bastante frecuentes en nuestro El Salvador, quedan no solo en el olvido sino en la obscuridad de la nada. Y de los casos que llegan a los juzgados, pocos tienen la robustez que da una investigación científica seria y contundente, y por supuesto esto conlleva a que son mínimos los casos que llegan a una condena.
Esta es una arista, pero hay otra, que también quiero señalar, y tiene que ver con la cobertura noticiosa de los hechos judiciales; el tema, por un lado, requiere de entrada principios claros, por ejemplo, respeto a la imagen de las personas, incluso de aquellas que puedan ser culpables de un delito; en este sentido están fuera de toda norma el uso excesivo de fuerza en los operativos policiales pero mucho más grave es publicar sus fotos cuando son detenidos, sin camisa o con uniformes indignos, cuando son apresados y apenas se les imputa un delito; se trata de personas en principio inocentes hasta que no sean juzgadas y vencidas en juicio.
Por otro lado, es relevante cumplir el debido proceso en la cobertura noticiosa de lo judicial; hechos, no comentarios es un punto, pero lo es más que los hechos tengan un sustento legal y fáctico que garantice la imputación de un delito, por ejemplo. En este apartado se requiere cuidar el lenguaje y sobre todo imputarle a los acusados delitos que no están apegados al derecho, así como garantizar las voces de unos y otros, de la policía o fiscalía pero también del defensor y el acusado… nunca condenar antes de tiempo y esto es cuando haya una sentencia definitiva dada por un juez luego de un proceso judicial expedito.
Estas directrices se complican cuando el mismo sistema judicial pasa por encima de estas normas elementales del derecho, y los comunicadores pierden la batalla de los amarillistas y sensacionalistas por la seriedad y disciplina informativa.
*Editor Jefe de El Diario de Hoy.
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