Ya éramos muchos y…

Antes de la supuesta nacionalización de nicaragüenses, los legisladores deben pensar más allá de las elecciones, principalmente en los efectos colaterales en un país, del cual ya la mitad de sus ciudadanos se ha ido.

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Por Elizabeth Castro

15 September 2017

¡Ya éramos muchos y parió la abuela! Es un refrán que se dice, cuando estando las mal cosas, alguien intencionadamente las empeora…

No sé si es en serio o broma, la nacionalización de 200,000 nicaragüenses… Sobre todo pensando en que, si no el mayor, tenemos un alto índice de desempleo, que cada día se pierden más por la situación económica y la delincuencia, y además, diariamente se cierran más empresas que las que se abren.

Mucho me gustaría que tuviéramos un boom de empleos como en Panamá, a donde se están yendo empresas que estaban aquí y está llegando la mayor parte de la inversión de Norteamérica, Europa y Asia.

Doscientas mil personas necesitan cincuenta mil viviendas y según el informe sobre la falta vivienda en El Salvador, por ejemplo el de Fespad de 2015, el déficit habitacional en El Salvador es del 58 %, uno de los más grandes en Centroamérica.

Desde la escuela primaria sé que Nicaragua es el país más grande de Centro América y lo acabo de comprobar. Tiene 130.375 Km² y El Salvador, con sus 21.041 Km², cabe seis veces en el hermano y hermoso país.

Tampoco hay ahí una hambruna que obligue a la gente a refugiarse aquí; más bien se comenta que la economía nicaragüense está mejor que en El Salvador.

Y quiero aclarar enfáticamente que no estoy en contra de que muchos nicaragüenses vengan a trabajar, al igual que ciudadanos de otros países. Si hay trabajo, bienvenidos.

Me refiero a nacionalizarlos y obligarlos a renunciar a su nacionalidad, que para mí es algo propio y digno que debe conservar una persona.

El boom de la construcción y del turismo en España de hace unos 20 años atrajo muchos extranjeros, pues creció tanto la construcción que hubo un millón de viviendas sin vender, y además, España recibe al año unos setenta millones de turistas… Pues el partido socialista, si mal no recuerdo en el gobierno de Rodríguez Zapatero, supuestamente para conseguir votos en las siguientes elecciones, nacionalizó unos 500,000 extranjeros, en su mayoría suramericanos… Si ya estaban ilegalmente trabajando, aunque hubo discusiones, nacionalizarlos no pareció tan mal. Después empezaron los efectos colaterales, por ejemplo, en la seguridad social, pues muchos llevaron a sus parientes y lo mismo con las viviendas y con la protección al desempleo, pues en los años siguientes, al desinflarse la burbuja, se dejó de construir y según la Encuesta de Población Activa de enero de 2012, 2011 terminó con 5.273.600 de desempleados, el 22.85 % de la población, y la mayor parte de los desempleados eran y siguen siendo extranjeros… Fue trágico, pues muchos tuvieron serios problemas y volvieron a sus países malvendiendo lo que habían ahorrado.

Por eso, antes de la supuesta nacionalización, los legisladores deben pensar más allá de las elecciones, principalmente en los efectos colaterales en un país, del cual ya la mitad de sus ciudadanos se ha ido y se siguen yendo 500 diariamente por falta de trabajo, pues si estamos como estamos, en su mayor parte, es por falta de empleo.

¡Para trabajar bienvenidos, porque muchos compatriotas en la comodidad de las remesas no quieren trabajar!… ¡solo para votar, sería una aberración!

Y de verdad: ¡Ojalá tuviéramos un boom de creación de empleo!

*Columnista de El Diario de Hoy.

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