La semana pasada señalé que la operación “Jaque” ataca delitos relacionados a la evolución de las pandillas y que, por lo tanto, es importante considerar su impacto sobre el nivel de sofisticación de dichas agrupaciones.
Los cabecillas pandilleros deben tener las habilidades adecuadas para explotar con éxito oportunidades delictuales más lucrativas y complejas, que posibilitan la evolución de sus organizaciones, forzando un refinamiento operativo y filosófico.
La operación “Jaque” se enfocó en cabecillas de la MS-13 que lograron que ésta alcanzara un nivel de evolución relativamente elevado.
Los funcionarios que dieron declaraciones públicas sobre el procedimiento, orientaron parte de su presentación mediática a erosionar el nivel de control e influencia de los cabecillas, haciendo énfasis en particularidades para enfrentar a mandos con subalternos.
Sin embargo, las divisiones derivadas de estas declaraciones no auguran ser lo suficientemente robustas como para mermar, por sí solas, el nivel de control los cabecillas. En el mundo de las pandillas, no es raro que los subalternos entiendan y acepten que exista una diferencia abismal entre su situación y la de sus jefes. En ocasiones, lograr esa ventaja es precisamente el premio que persiguen. Por lo tanto, el éxito de incapacitar a la estructura de mando de la MS-13 depende realmente del nivel de control dentro de los centros penitenciarios. Hasta la fecha, estos cabecillas han liderado la evolución de su agrupación desde sus celdas. Sin embargo, es necesario explorar diferentes escenarios bajo el supuesto ideal que los presidios tengan la capacidad de incapacitar a los cabecillas.
Neutralizar a los principales cabecillas puede --de no haber sustitutos competentes para reemplazarlos de forma inmediata-- causar que la MS-13 baje su nivel de sofisticación (por lo menos de forma temporal). Al eliminar su capacidad para administrar la complejidad operativa de sus delitos y de mantener la toma de decisiones enmarcada en la evaluación de costos y beneficios en términos monetarios, puede propiciarse su retorno a delitos de ejecución menos compleja y a un esquema menos enfocado en el potencial adquisitivo de las actividades criminales. Es posible que las acciones ilícitas vuelvan a ser motivadas principalmente por elementos emocionales.
Bajo este tipo de escenario, la violencia puede incrementar, ya que no estará supeditada al razonamiento lógico estable y colectivamente adoptado por las estructuras, característico entre pandillas más refinadas, sino a razonamientos y emociones individuales de pandilleros particulares, como es común en grupos que se encuentran en sus primeras etapas de desarrollo. Bajo esta mecánica, la ejecución de los delitos puede cambiar, regresando a una perpetración poco controlada y planificada de los ilícitos, con escenas más caóticas en las que será evidente la falta de pericia.
Es importante notar que la operación “Jaque” se concentra en la MS-13. Hasta la fecha, no se ha conocido de un procedimiento de igual magnitud contra la estructura de mando de las facciones de la pandilla 18, por lo que su nivel de evolución se presume está intacto. Dicha agrupación puede intentar retomar y explotar las oportunidades delictuales desaprovechadas por la MS-13. Esto, lógicamente, puede provocar un reacomodo territorial e implicar un período de transición en el que se alteren y agudicen los patrones delictuales. Independientemente de esto, también se puede propiciar una transición similar resultante de las luchas de poder al interior de la MS-13, lideradas por pandilleros que aprovechen la coyuntura para intentar apoderarse de las posiciones de mando dentro de las estructuras.
Estos son algunos escenarios que se pueden desarrollar bajo el supuesto que las autoridades penitenciarias incapaciten a los cabecillas pandilleros dentro de los presidios. En todos existe la posibilidad de que haya alteraciones en los patrones delictuales. También puede que la pandilla 18 se beneficie del enfoque en la MS-13. La regresión de la MS-13 puede traducirse en la evolución de la pandilla 18. Es importante que las autoridades analicen los posibles escenarios postoperación “Jaque” y planifiquen acciones respectivamente.
*Criminólogo
@cponce_sv