¡Por Dios bendito, don Paolo! Creo que en mi larga vida —bastante más que la suya (aunque no lo parezca… jejeje)— y experiencia, nunca he visto a nadie a quien le enchufe más que a usted aquel refrán: “Nadie se ve la cola porque la tiene trasera”.
En su reciente carta a Sherman Calvo lo describe como ideólogo fanático por sus sentimientos cristiano-humanitarios de defender la vida desde la concepción.
Llama a ARENA a reflexionar seriamente sobre tener a alguien así, dado el carácter laico de su partido, de nuestro Estado y orden jurídico.
En su posición, parece no atinar que aquí el único verdadero ideólogo fanático es usted mismo, víctima de ese terrible mal que usted solo padece, demostrado así en sus ataques virulentos que destilan odio por los poros de su pluma hacia quienes están en contra de “su razonamiento absolutista”, el que pretende imponer con su “humilde” “superioridad nórdica”, desparramándola para demostrar su hegemonía.
Este anterior recurso literario de nuestra lengua que uso aquí se llama “hipérbole”, para enfatizar ese punto específico, su fanatismo-ideológico-tóxico.
Ya anteriormente le ilustré esto en carta-respuesta a un escrito que me dedicó ridiculizando un artículo mío por su título: “Bebés ultimados por sus madres, les hablan desde el cielo”.
Usted, entonces, haciéndolo personal (grave error igual que ahora contra Sherman Calvo) “me bañó con baldones de insultos” (otra hipérbole) por faltarle argumentos para defender tales crímenes.
¿Cómo puede pretender ser parte de cualquier debate si no acepta razonamientos más que el suyo y con ataques personalizados defiende sus repudios?
No viéndose su propia cola reclama tolerancia para abortistas como usted, pero ataca INTOLERANTE, arrasando contra ese dirigente de ARENA por ser antiaborto, y que para más fregar suyo, el 99.99 y 1/2 % de la masa dirigente arenera lo son también, creyendo también en Dios. Fuera de ellos, solo un “unito”, joven encantador a quien aprecio mucho muchísimo, pero que por dictarlo natura está muy equivocado, difiriendo así yo con sus ideas favorables de privar de vida a bebés nonatos, inocentes, vulnerables, indefensos, cuya única excusa para condenarlos ha sido impuesta por gobiernos ateos que buscan hacer de este mundo uno “Illuminati” donde se rinde culto a Satanás, como hizo recientemente su canciller alemana —le guste o no— Ángela Merkel, en la inauguración del Túnel Gotthard.
Aunque sea salvadoreño nacionalizado, pierde credibilidad hablando del orden jurídico cuando apoya que toda una presidenta del importantísimo Congreso soliviante violar la ley que defiende la vida, proyectando decidir quién vive o quien muere. La vida, no olvide, constituye el primer derecho humano contemplado en la Carta Universal de los Derechos Humanos.
Debería reflexionar que habiendo sido su mamá antiaborto usted está aquí “hablando”, porque en nuestra patria el 90 % de la gente es antiaborto.
También recapacite que “una sola golondrina no hace verano” especialmente en un país que tiene sentimientos humanitarios, que cree en Dios y que no es criminal.
*Columnista de El Diario de Hoy.