Este artículo va dirigido a la comunidad privada empresarial que ama este país y que aunque la situación es complicada y tal como se percibe, se complicará más, hemos optado por quedarnos aquí.
Al ver en las noticias los problemas por los que están pasando los llamados “dreamers” en Estados Unidos, donde les están cerrando las posibilidades de quedarse ahí, me imagino que se puede crear aquí una organización “apolítica y sana” de empresarios salvadoreños, que se encargue de aportar y buscar fondos para seleccionar a los jóvenes talentos salvadoreños en Estados Unidos y crear aquí en sus empresas los puestos de trabajo adecuados para que investiguen y desarrollen productos aquí, en lugar de continuar en condiciones forzadas en Estados Unidos.
Me imagino que muchos son jóvenes profesionales que pueden trabajar en El Salvador si se les ofrece la oportunidad y el espacio de vivir en nuestro entorno. No solo el dinero que se gana en Estados Unidos es importante, también lo es la calidad de vida y no es lo mismo estar trabajando siendo visto como ilegal, que estar en su país desarrollando nuevos productos y servicios o desempeñando cargos de supervisión y gerencia y modernizando las empresas con nuevos planteamientos, que las conviertan en más competitivas y rentables en un ejercicio de “ganar-ganar” entre los talentos repatriados y las empresas.
En el periodo del presidente José María Aznar se repatriaron muchos jóvenes talentos españoles que se habían ido a Estados Unidos, que ofreciéndoles unos trabajos y los salarios adecuados en entornos de vivienda seguros volvieron a España, para que España tuviera más científicos e investigadores trabajando sus especialidades.
Yo que estudié y viví durante diez años en Alemania, y después, veinticinco en España, regresé a El Salvador por mi arraigo, y a pesar de las dificultades no me arrepiento, independientemente de las comodidades y la seguridad en ambos países… Siempre pensé en volver y actualmente cada vez que salgo y al regresar siento que las ruedas del tren de aterrizaje tocan el suelo salvadoreño, me siento confortado de estar nuevamente aquí. Quizás estos jóvenes no tengan ese arraigo que yo nunca perdí, porque muchos ni nacieron aquí, pero de eso se trata, de crear las condiciones para que los talentos salvadoreños trabajen y desarrollen en El Salvador. Hay una inmensidad de posibilidades de servicios y productos que se pueden desarrollar y crear desde aquí.
Y me dirijo a la comunidad empresarial privada porque siento que el gobierno tiene más voluntad política para el TPS y porque se queden ahí por las remesas que envían, que por repatriar a los talentos… Y además, les pido entender esta propuesta como “política privada de Estado” en bien del país, de los ciudadanos y de los talentos salvadoreños, que si hurgan, se darán cuenta que hay muchos más de los que creemos: médicos, ingenieros, investigadores, economistas, chefs de cocina, periodistas, desarrolladores y aplicadores de nuevas tecnologías, etc.
La idea es crear un ambiente como una isla entre tanto desorden, para que los talentos salvadoreños nos ayuden a crecer y a ordenar. ¿Qué les parece, señores empresarios?
Si las empresas se ponen “sanamente de acuerdo”, pueden cambiar el país… Hagamos de El Salvador un país de donde la gente no se quiera ir y siempre quiera volver.
*Columnista de El Diario de Hoy.
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