Recordemos el legado de Monseñor Romero

Pidámosle al primer Beato salvadoreño que aprendamos de su trabajo buscando acercarnos a Dios, defendiendo los derechos humanos de todos, de los más pobres, indefensos y vulnerables.

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Por Mirna Navarrete

07 September 2017

Este año celebramos 100 años desde el nacimiento de Monseñor Romero. Es bueno que conozcamos sus valiosos mensajes en vez de seguirlo usando políticamente por algunos que ni practican su fe sino que, al contrario, promueven división y odio.

Fue claro en los temas políticos: “La Iglesia no está con ningún sistema político, que quede muy claro, porque no puede identificarse con ningún partido político ni con ninguna organización de carácter político, social, cooperativo. La Iglesia no tiene sistemas… no tiene métodos… sólo tiene inspiración cristiana, obligación de caridad que la urge a acompañar a quienes sufren injusticias y a ayudar también a las reivindicaciones justas del pueblo”.

En una homilía en 1978, expresó que “el marxismo materialista destruye el significado trascendental de la Iglesia, pues una iglesia marxista no solo sería autodestructiva sino sin sentido”. Condenó a los guerrilleros marxistas que aterrorizaban a salvadoreños. Rechazó categóricamente la visión del ministro del gobierno sandinista nicaragüense, Ernesto Cardenal, quien en 1980 escribió que antes de ser cristianos debemos ser marxista-leninistas. Su héroe era el Papa Pío XI “por resistir el fascismo y comunismo al mismo tiempo”.

Llamó a todos a la conversión, al amor, a respetar los derechos humanos, especialmente a la vida desde la concepción hasta la muerte natural: “Si sentimos la represión porque nos mata jóvenes… lo mismo es quitar la vida en las entrañas de las mujeres”. “También el niño en las entrañas es un hombre que por el aborto es asesinado”. “El aborto es un crimen abominable. Toda campaña de anticonceptivos, de aborto, son pecados contra la fe…”.

Manifestó que el sacramento del matrimonio significa que un hombre y una mujer piden la bendición de Dios sobre su unión, aceptando juntos el misterio de la revelación divina en Cristo, enriqueciendo así su amor humano, "cristificando” su entrega conyugal convirtiéndola en “una alianza firme hasta la muerte”. Según monseñor Romero, los matrimonios se desbaratan porque el hombre y la mujer “no han contado con el Absoluto, no se han puesto a pensar que tienen una misión trascendente en la tierra y solamente han tratado de vivir a lo humano”. Hizo hincapié en la indisolubilidad de la unión conyugal. Dijo que la máxima expresión de la imagen del Dios Trinitario en la humanidad ocurre en el matrimonio bien vivido.

La estrecha relación de Monseñor Romero con el Opus Dei muestra lo vacío que las etiquetas “izquierda y “derecha” son cuando se habla de realidades espirituales y particularmente la Iglesia Católica. Todo católico es libre para elegir políticamente cualquier opción que estime sea la mejor, con tal que no contradiga las enseñanzas de la Iglesia. En 1979 en su diario escribió, que el Opus Dei: “hace un trabajo silencioso de profunda espiritualidad entre profesionales, estudiantes universitarios y trabajadores … creo que esto es una mina de riqueza para nuestra Iglesia—la santidad del laicado dentro de su propia profesión”.

Pidámosle al primer Beato salvadoreño que aprendamos de su trabajo buscando acercarnos a Dios, defendiendo los derechos humanos de todos, de los más pobres, indefensos y vulnerables; que nos enseñe a amar, a servir, a ayudar a los más necesitados, a rechazar la violencia y el odio. El Salvador no necesita más divisiones sino unión y respeto para alcanzar la paz que todos añoramos.

* Columnista de El Diario de Hoy.