Salvadoreños, sin la gracia de Dios, nada podemos

El mensaje, al fin de cuentas, nos dice que con la ayuda de Dios todo se supera, pero hay que orar, estar en paz con nuestro prójimo, porque nosotros solos no podemos nada.

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Por Mirna Navarrete

04 September 2017

Todos los primeros martes de cada mes (hoy 4 p.m.), en la Parroquia San Juan Bautista, el Obispo Castrense, Monseñor Fabio Colindres, está impartiendo catequesis para la formación de su congregación de fieles, catequesis que inició sobre el significado de los sacramentos.

Monseñor Colindres señala que los sacramentos confieren la gracia santificante. Considera que, antes de explicar en detalle cada sacramento, es importante conocer el significado de estar en “gracia”.

La palabra gracia, del latín gratus: agradable, grato, gustoso, tiene en castellano una amplia gama de significados: la cualidad de una persona o cosa (dotada de gracia), una actitud de afecto (caer en gracia), el agradecimiento (dar las gracias), etc. En el trasfondo de todas estas acepciones resuena un dato común: la palabra “gracia” que evoca situaciones en las que el hombre se halla ante lo bello, la naturaleza, la caridad, la amistad, lo gratuito, lo que es fruto del amor.

En sentido general, se entiende por gracia todo beneficio que Dios otorga. Y así, en sentido amplio, la creación entera que significa una “gracia divina”.

Destaca Monseñor que la gracia que permanece se llama habitual, porque es un hábito, esto es algo que se encuentra de modo estable en el alma. La gracia que pasa se llama actual, porque es un acto que termina luego que pasa algún tiempo; por ejemplo, el deseo de salir del pecado.

La gracia habitual es un don sobrenatural, gratuito y permanente en nuestro interior, que transforma nuestra manera de obrar, es un estilo de vida para que tengamos vida en abundancia. La gracia de Dios hace que todas nuestras obras sean agradables a Dios.

Para lograrlo, se necesita, primero, la ayuda de Dios y, segundo, nuestra colaboración, esto quiere decir, pedir el don de la santidad. Hay que pedírselo a Dios, eso se llama gracia actual. Las cosas extraordinarias son la ayuda que Dios nos da para ser santos.

Las gracias actuales son auxilios transitorios, es decir, dados en cada caso que son necesarios para evitar el mal y hacer el bien para nuestra salvación. Por nosotros mismos nada podemos. Las gracias actuales iluminan nuestro entendimiento y mueven nuestra voluntad para obrar el bien y evitar el mal.

Es un auxilio de Dios.

Lo sobrenatural es un don que trasciende todas las fuerzas, posibilidades y valores de la naturaleza, un don que Dios concede para que logremos la íntima comunión con Él mismo.

El mensaje, al fin de cuentas, nos dice que con la ayuda de Dios todo se supera, pero hay que orar, estar en paz con nuestro prójimo, porque nosotros solos no podemos nada. Sólo la oración, porque Dios pone casi todo y nosotros no ponemos casi nada, pero Dios no pone su casi todo, si nosotros no ponemos nuestro casi nada. Necesitamos pedirle absolutamente todo.

Recordemos siempre, que si no salen las cosas como nosotros queremos, debemos de tener fe que es lo mejor, porque Dios sabe más que nosotros. Si pedimos algo a Dios y no lo recibimos, es porque no nos conviene. Es el pan nuestro de cada día.

El secreto de la felicidad radica en hacer lo que Dios quiere, y querer lo que Dios hace. Si queremos lo que Dios hace debemos estar tranquilos, pero si nos empeñamos a que Dios nos haga caso, nos perdemos. Dios sabe más que nosotros. Debemos dejar que haga lo que más nos conviene.

No podemos ser de Dios si no somos santos, para lograr perseverar se necesitan dos fuerzas, la ayuda de Dios y nuestra colaboración, debemos pedir el don de la santidad como gracia de Dios.

*Columnista de El Diario de Hoy.

resmahan@hotmail.com