Los encausados por participar en la conjura de los troles, que entre otras fechorías han colocado ediciones falsas de El Diario de Hoy y La Prensa Gráfica en la red digital, podrán continuar laborando en tal oficio e inclusive sacar al aire un periódico digital.
La decisión del tribunal equivale a que sujetos procesados por robo y mientras no se falle contra ellos, puedan conservar sus ganzúas, las barras con las que abren puertas, las escaleras de que se valen para penetrar casas, sus antifaces y pelucas, todo el arsenal del que echan mano para perpetrar sus fechorías.
Los troles son el equivalente a escribir cartas anónimas --hay especialistas en difamar e insultar en tal manera--, a estafar simulando identidades, perfiles falsos o incluso falsificar documentos e inventar noticias.
Los troles son una estafa cometida a gran escala, un nuevo delito en el arsenal de lo ilícito, del engaño a escala regional, de la diatriba desde la sombra utilizando el Internet y las redes sociales.
Tan delito equivale a montar un aparataje para mentir, difamar, confundir y abrumar de falsedades el Internet, que el departamento del Tesoro de Estados Unidos se ocupó de investigar lo que sucedía sin calificarlo como una actividad lícita, e inclusive a nivel regional se ha denunciado y se investiga ese “cártel” del engaño.
Los troles son, dados sus contenidos y tendencia en apoyar las políticas del régimen salvadoreño y atacar a su oposición política y a todas aquellas organizaciones que no sigan el son oficial, lo que los delata.
Nadie se engaña sobre los vínculos de los troleros y el gobierno, el Ejecutivo o la Comuna capitalina; es obvio que dada la manera como se esconde información, se destruyen evidencias, se encubre a miembros del régimen involucrados en irregularidades, no será fácil desenmadejar la conjura.
Pero “toda la gente” ve a los denunciados del brazo de los desgobernantes de este país.
En las investigaciones realizadas sobre los movimientos de los troleros se descubrió que para agredir a la sociedad los involucrados que son miembros de una banda, inscribieron varias decenas de miles de cuentas ficticias para agazaparse en esos “sites”.
La mayor evidencia es la permanente agresión del régimen para confundir, censurar, intimidar, agredir gremios y medios informativos, atacar a quienes se oponen a lo que hacen los efemelenistas, como es la campaña permanente, sin tregua, contra las AFP y los grupos que se oponen al robo de las pensiones.
El objetivo de estos meneos del régimen es encerrar al país en la censura total
Los troles son parte de la estrategia de atacar en manada, a semejanza de como agreden los mareros a los policías para asesinarlos. Los troles van aparejados con las marchas y los griteríos, con las continuas acusaciones contra la institucionalidad, con los ataques a la Sala y los permanentes intentos para desmantelarla, contra los intentos para censurar la información, como el último de intentar imponer una “autorregulación” informativa por los cuerpos policiales.
El objetivo de todo es, como lo ha sido siempre, invariablemente en los regímenes totalitarios, la censura total, el silencio, aislar a los pueblos del resto del mundo, encerrarlos en espacios sin puertas ni ventanas.
No se ha dado el caso en toda la historia del siglo XX y en lo que va del siglo XXI, de un régimen izquierdista que tolere medios informativos independientes o debate público de ideas. Y tal es lo que buscan imponer los rojos en El Salvador.