La manipulación de los grupos de exterminio

Munguía Payés colocó un blanco en la espalda a los policías y soldados, al usarlos como moneda de canje en la negociación que entabló el Gobierno con los cabecillas pandilleros.

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Por Elizabeth Castro

29 August 2017

La Revista Factum recientemente publicó una investigación periodística en la que describe el funcionamiento de una red dedicada al exterminio de pandilleros, integrada policías activos, algunos de los cuales son miembros de unidades élite de la institución. Según el reportaje, este grupo recluta personas particulares para localizar a sus objetivos, realiza operativos clandestinos para eliminarlos, monta escenas para hacer parecer como si los hechos ocurriesen en el contexto de enfrentamientos y, finalmente, piden refuerzos fingiendo estar en un intercambio de disparos. Hasta la fecha, las autoridades no han sido capaces de dar una explicación sensata sobre por qué el número de balaceras con la policía y la cantidad de pandilleros que fallecen en éstas, ha incrementado tan estrepitosamente. El escenario descrito por el reportaje llena este vacío. Es la única explicación que, hasta el momento, hace sentido.

Los policías y la Policía, como he recalcado muchas veces en este espacio, han sido los más afectados por los desaciertos políticos, estratégicos y operativos en materia de seguridad pública. Las revelaciones hechas por el reportaje agregan una capa de complejidad a cualquier análisis que busque dimensionar el daño que los malos funcionarios y políticos le han hecho al aparato de seguridad.

El surgimiento de este tipo de grupos al interior de la Policía no ha sido espontáneo, sino el resultado de una cadena de circunstancias que llevó a que sus integrantes pensaran que organizarse para matar a pandilleros era un riesgo que estaban dispuestos a correr por un bien mayor. Es importante aclarar que, a pesar de este rasgo característico en este tipo de redes, éstas jamás serán justificables o aceptables. En reiteradas ocasiones he advertido las terribles consecuencias de permitir que estos grupos se enquisten en la Policía. Sin embargo, es importante entender las razones detrás de su surgimiento para poder lidiar con el problema de forma adecuada.

Munguía Payés colocó un blanco en la espalda a los policías y soldados, al usarlos como moneda de canje en la negociación que entabló el Gobierno con los cabecillas pandilleros. La influencia y control que ganaron las pandillas durante “la tregua” las llevó a actuar con más confianza en contra de los policías que vivían en sus vecindarios. Advertí, en su momento, que mientras las autoridades negociaban con los cabecillas pandilleros, los policías y sus familias estaban siendo objeto de amenazas en sus casas y muchos tuvieron que mudarse. Además, los pandilleros han recurrido al asesinato de policías y militares para recalibrar su posición en la interacción con el gobierno.

Después de haber abandonado a los policías a su suerte, políticos y funcionarios empezaron a susurrarles al oído mensajes justificando el asesinato de pandilleros. Mauricio Ramírez Landaverde, ministro de Justicia y Seguridad Pública, en diferentes ocasiones ha enviado mensajes a los policías en los medios de comunicación, asegurándoles que no tienen que temer consecuencias por utilizar sus armas en contra de pandilleros. Guillermo Gallegos, diputado por GANA, abiertamente ha expresado posturas similares. Aunque las motivaciones detrás de los mensajes de estos dos personajes son diferentes, ninguna tiene a la base los intereses de los policías. Ambos buscan beneficios particulares sin asumir responsabilidad directa por las acciones propiciadas por sus palabras.

Los policías de a pie han sido manipulados. Las condiciones creadas por políticos y funcionarios los han llevado a considerar el exterminio como estrategia de sobrevivencia, como una tarea que deben de asumir para defenderse. Después de ser manipulados, si las circunstancias empujan a que se busquen culpables, estos policías serán sacrificados junto con uno que otro jefe policial, pero los manipuladores nunca aceptarán responsabilidad.

Cualquier análisis sobre el surgimiento de redes de exterminio en la Policía y los hechos acontecidos después de las revelaciones del reportaje, debe de considerar esta manipulación de políticos y funcionarios, para tener una idea clara y acertada de la magnitud y alcance del problema.

*Criminólogo

@_carlos_ponce