Morales en aprietos por tratar de expulsar al jefe de la CICIG

Por ahora Morales está sentado sobre una bomba, pues ha ganado con su propio esfuerzo y sus actos el repudio de los guatemaltecos, que masivamente se manifiestan en su contra en las calles.

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Por Elizabeth Castro

27 August 2017

Guatemala comienza a sufrir las consecuencias de haber electo a un comediante como presidente, problema que sufren en mucho mayor grado otros países y tuvimos los salvadoreños con Funes.

El encontronazo en el vecino país se produjo cuando la Comisión contra la Corrupción (CICIG) comenzó a indagar las señales de enriquecimiento ilícito que destellaban alrededor de Morales y sus familiares.

Medios noticiosos del vecino país informan que la fiscal general Thelma Aldana, quien trabaja en conjunto con la CICIG, pidió el viernes retirar la inmunidad a Morales para investigarlo por presunto financiamiento electoral ilícito durante su campaña 2015 en la cual promocionaba el lema “Ni corrupto ni ladrón”.

Según la fiscal, Morales, en su calidad de secretario general del partido Frente de Convergencia Nacional (FCN), ocultó informes y contabilidad por más de 800,000 dólares de la campaña política de 2015, después de la cual ganó la presidencia.

La reacción de Morales fue ordenar la expulsión del comisionado de la CICIG, Iván Velásquez, un acto que lo delata y que fue de inmediato revertido por los jueces por la Corte de Constitucionalidad (equivalente a nuestra Sala de lo Constitucional) y ahora por los guatemaltecos que se manifiestan en las calles en favor de la CICIG y en contra del gobernante.

Algo similar ocurre aquí con el oficialismo atacando, bloqueando o intentando neutralizar a la Sala de lo Constitucional o alegando que “no se necesita ninguna CICIG en El Salvador, porque para eso está la Fiscalía”.

Morales no aprendió de lo sucedido a Pérez Molina y la Baldetti, ambos tras las rejas, con el ingrediente adicional de que la exvicepresidenta probablemente sea extraditada a Estados Unidos por presuntos vínculos con los cárteles de la droga.

La corrupción cada vez es menos tolerada por los pueblos

Muchos sostienen la tesis de que con notables excepciones (Ángela Merkel en primera línea) y sobre todo en Hispanoamérica, muchos “electos como presidentes” tienen mucho de comediantes, pues simulan ser lo que raras veces son.

Por ahora Morales está sentado sobre una bomba, pues ha ganado con su propio esfuerzo y sus actos el repudio de los guatemaltecos, que masivamente se manifiestan en su contra en las calles.

Morales posiblemente ha caído en una situación sin retorno, pues con cada paso que da el agujero se le profundiza, a lo que se suma que no tiene una base partidaria de significado fuera de haber sido electo por votantes irreflexivos.

El embrollo guatemalteco es similar a lo que está sucediendo en El Salvador con el intento del partido oficial de caerle encima a las pensiones, que ha movilizado a grandes sectores del país en su contra, sobre todo los sindicatos de trabajadores y la opinión pública.

No soluciona nada que el gobierno haya emprendido una campaña demostrablemente falsa, ni que se suspendan clases en las escuelas públicas para obligar a los maestros a oír peroratas de diputados oficialistas.

Con el paso del tiempo la corrupción de gobernantes es menos y menos tolerada por los pueblos, que o se manifiestan y abiertamente cuestionan extraños enriquecimientos o gastos, o son reprimidos por los cuerpos al servicio de una dictadura, como sucede en Cuba.

Los enriquecimientos ilícitos no pueden esconderse de la vista general, que muy pronto detecta formas de vida que no encajan con ingresos normales de un funcionario.