¡Sinvergüenzas!

Si usáramos los criterios que escuchamos de Funes contra Flores, no habría razones para calificarlo de "perseguido político" ni para extenderle asilo o librarlo de allanamientos a sus propiedades.

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06 September 2016

En el proceso que actualmente se le sigue por presunto enriquecimiento ilícito, el expresidente Mauricio Funes cuenta con la ventaja de no tener en contra suya a un mandatario en ejercicio, es decir, a alguien que desde el poder se dedique a sembrar dudas sobre su honorabilidad —utilizando para ello recursos públicos—, y que aproveche cada oportunidad disponible para exigir a las instituciones del Estado que le investiguen, le allanen sus propiedades, vayan tras su pista y le enjuicien.

Francisco Guillermo Flores Pérez (Q.D.D.G.) no tuvo la misma suerte, y fue precisamente Mauricio Funes quien se encargó de que no la tuviera. El 30 de enero de 2014, por ejemplo, hablando ante cámaras con el periodista Moisés Urbina, Funes no solo aseguró que el caso Flores ya estaba “debidamente demostrado”, sino que se apoyó en la Comisión Investigadora de la Asamblea (montada para interrogar a su antecesor) y en las acciones que ya para entonces había tomado la Fiscalía. Así negaba la existencia de una “persecución política” contra Flores.

“Persecución política es cuando se persigue por las ideas, por las actuaciones políticas”, nos instruyó Mauricio en aquella entrevista televisiva. “A un presidente que se le está investigando por haberse apropiado de recursos que son del erario nacional, no se le persigue políticamente: se le está haciendo un juicio (…). ¿Y si no, por qué congela cuentas y bienes el Fiscal General de la República?”. (Pues sí, ¿verdad?).

Unas semanas después, el 26 de febrero, también en TCS, afirmaba Funes que Paco debía ser procesado. “¿Cuál es el problema de juzgar al presidente Flores en ausencia?”, se preguntaba, y le daba instrucciones a la Fiscalía para que actuara en ese sentido. Luego, en mayo de 2014, cuando se desconocía el paradero del exmandatario, Mauricio se mostraba inquieto de que aún no se hubieran allanado sus propiedades. Desde su espacio radial, además, exigía que se negaran opciones de escape a su antecesor: “Según la prensa”, dijo entonces, “el expresidente Flores está en Panamá y va a pedir asilo político. Yo esperaría que el presidente Martinelli lo piense bien, porque no es un perseguido político… Hay una persecución penal por delitos cometidos siendo presidente de la República”.

El FMLN, por su lado, acompañando a Funes en sus denuncias públicas, mostraba su “indignación” cuando a Flores se le trataba con alguna consideración. En diciembre de 2015, por ejemplo, el oficialismo lamentaba la decisión de la Cámara Primera de lo Penal que había enviado a su casa, siempre bajo arresto, al exgobernante. Criticaba aquella resolución “según la cual el reo Francisco Flores, Presidente Honorario del partido ARENA y ex-Presidente de la República, fue exculpado (sic) del delito de lavado de dinero y enviado de la bartolina donde guarda prisión a su residencia”. Y en Maya Visión, aparte de acusar a uno de los jueces de ser “militante de ARENA”, Medardo González agregaba, con su particular sintaxis: “Es pura picardía lo que ha habido en esto… Lo más grave de las dos cosas, porque son dos cosas: uno, que le ha quitado los dos delitos de Lavado de Dinero, y otro es que de la bartolina lo pasan a su casa para que pase sus vacaciones con la familia”.

Pero la vida, como es habitual, ha seguido dando vueltas, y a quien tenemos hoy enredado en cuestiones legales es a Mauricio Funes. Si usáramos los criterios que escuchamos de él contra Flores, no habría razones para calificarlo de “perseguido político” ni para extenderle asilos o librarlo de allanamientos a sus propiedades. Esta vez, sin embargo, Medardo González sí pide que se respete la presunción de inocencia del expresidente, recordando que todavía no ha sido vencido en juicio. Hoy quiere el FMLN que se concedan a Funes las garantías que él mismo negó a otros. ¡Ah, políticos mediocres! ¿Qué pegamento usarán para evitar que se les caiga la cara de vergüenza?
     


*Escritor y columnista de El Diario de Hoy