El cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado Vaticano, ha finalizado su viaje a Rusia. Fue escuchado con simpatía y respeto. El fruto de sus encuentros siembra optimismo y esperanza. La visita, realizada del 20 al 24 de agosto, tenía entre sus objetivos prioritarios “promover la paz”. En el contexto internacional había fuertes y preocupantes tensiones. Los encuentros se realizaron con autoridades civiles y dignatarios de la Iglesia Ortodoxa Rusa.
Entre los temas abordados con diversas personalidades estaba la preocupación de la Iglesia por la situación que viven los cristianos en varios países. El Cardenal pidió que “se preserve la libertad religiosa en cualquier Estado y en cualquier situación política”; hizo “un claro llamamiento para que prevalezca el bien común y principalmente la justicia, la legalidad, la verdad de los hechos y la ausencia de manipulación, la seguridad y las condiciones de una vida digna de la población civil”. Esta preocupación la comparten las autoridades rusas.
El prelado ha dejado en claro que la Santa Sede “no pretende y no puede identificarse con ninguna de las posiciones políticas”; su “deber es atenerse estrictamente a los grandes principios del derecho internacional”, cuyo respeto es imprescindible tanto para “proteger el orden y la paz mundial”. Lo expresado es necesario para mantener un ambiente de mutuo respeto en las relaciones que deben existir entre los estados. Fue motivo de diálogo la situación que atraviesan los católicos en Rusia con los permisos de residencia para el personal religioso no ruso y la restitución de algunos templos que se necesitan para la atención pastoral.
Un momento muy especial fue el encuentro que el Cardenal sostuvo con el Patriarca de Moscú. Se inició con un mensaje del Papa Francisco: “Saludo a mi hermano Kirill, Patriarca de Moscú y de todas las Rusias”. Se habló de lo que significada para ambos la visita de las reliquias de San Nicolás de Bari a Rusia, evento excepcional para la historia de la Iglesia Ortodoxa y la Católica según el Patriarca. El ecumenismo de la santidad, dijo Parolin, es verdadero, existe. Los santos nos unen porque son los más cercanos a Dios, y, por lo tanto, son aquellos que más nos ayudan a superar las dificultades de las relaciones del pasado, y a caminar cada vez más decididamente hacia el abrazo fraterno y la comunión eucarística”.
Sobre los problemas en Ucrania ambos expresaron que “la Iglesia no puede desempeñar ningún otro papel que el de la pacificación, cuando las personas están en conflicto entre ellas”. El Patriarca expresó que “Los conflictos no duran siempre y tarde o temprano terminan. Si todas las fuerzas sociales están involucradas en el conflicto, ¿quién recogerá las piedras?”.
El encuentro con el presidente Vladimir Putin duró casi una hora en un “clima positivo, cordial, de respeto y escucha recíproca”. Putin expresó su satisfacción por el diálogo directo que ha comenzado entre la Santa Sede y la Iglesia Ortodoxa Rusa. Dijo que los valores que defienden la Santa Sede y la Iglesia Ortodoxa Rusa son la base de las relaciones entre ambas confesiones, así como entre Rusia y el Vaticano. El intercambio de significativos regalos como una rama en bronce de olivo, símbolo de paz, y algunas monedas de colección dedicadas a las Olimpiadas de Sochi del año 2014 afianzaron aún más, las buenas relaciones entre el Vaticano y Rusia.
*Sacerdote salesiano.