“El señor lo que quiere es que a eso se le dé larga”, le dijo el abogado Víctor Manuel Melgar González a la empleada de la Cámara Primera de lo Civil de San Salvador Ángela Iracema Avelar Salinas, según se desprende de una conversación telefónica intervenida por la Fiscalía General el 22 de agosto del año pasado. Avelar le responde a Melgar González que estaba bien.
Cuando el abogado Melgar dice el “señor” se refiere al expresidente Elías Antonio Saca González, según el requerimiento fiscal 24-CO-2016, presentado al Juzgado Noveno de Paz de San Salvador, que resolvió que el exmandatario siga siendo procesado por delito de soborno.
Ese fragmento de la conversación es parte de las evidencias presentadas por la Fiscalía contra Saca por un supuesto soborno de 10,000 dólares que le habría ofrecido a la empleada judicial.
En el requerimiento constan otros fragmentos de las conversaciones telefónicas que supuestamente sostuvo Saca con el abogado Melgar González. Así también, parte de las llamadas telefónicas que Melgar tuvo con la empleada de la Cámara Avelar Salinas. Los tres están siendo procesados por supuesta corrupción judicial.
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En la continuación de la conversación, Avelar asegura al abogado: “creo que ni siquiera iba a pasar a la fase”.
Y agrega que ella “no quería que fuera a prueba, que la declaren inadmisible esa babosada”.
Todas las llamadas telefónicas intervenidas en las que, supuestamente se hacen las negociaciones entre Saca, Melgar y Avelar, se dieron antes de que el expresidente fuera detenido bajo los cargos de peculado y lavado de dinero, a finales de octubre pasado.
El ofrecimiento del dinero por parte de Saca, según la Fiscalía, buscaba que se frenara el avance del proceso civil por enriquecimiento ilícito contra Élmer Charlaix y su esposa María Arline de Charlaix, por más de 18 millones de dólares.
A Melgar González lo ha señalado la Fiscalía como el abogado que Saca buscó para que le hiciera contacto con Avelar Salinas, la empleada de la Cámara, para que le ayudara a prolongar el referido proceso y al final que se declarara nulo.
En el requerimiento se establece que el abogado Melgar acudió el 9 de septiembre del año pasado a las oficinas del Grupo Samix, luego de una llamada telefónica que tuvo con un empleado de esa empresa a quien identifican como Marco M.
El abogado se jactaba de tener una gran amistad con Saca, porque hasta lo invitó a la boda de su hijo, la noche que lo arrestaron junto a varios de sus exfuncionarios. “Pitinga, (como es conocido Melgar González), allí andaba, bien asustado y preocupado”, le comentó la empleada judicial a un pariente, según se desprende de una conversación intervenida por la Fiscalía, el 30 de octubre del año pasado.
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Reunión con Melgar y Avelar, antes de arresto
El 18 de octubre, Saca se reunió con Melgar González y Avelar. Ella le comentó a un pariente vía telefónica que se había reunido con Saca y que se “había salido de la reunión con su papá, pero que se quedó Pitinga (Víctor Manuel Melgar) negociando, que ese le da lo que quiera y se salió”.
Al día siguiente se volvió a reunir con Saca y esta vez llegó Charlaix porque a él lo habían demandado por 18 millones de dólares.
A raíz de esa demanda es que había nacido el interés de Saca por reunirse con Melgar y Avelar a “fin de tratar lo concerniente a este caso y llegar a un arreglo”. La Fiscalía no establece las razones de ese interés por parte de Saca.
A las 8:21 de la noche del 19 de octubre, Saca y Melgar tuvieron una conversación telefónica. Saca le preguntó a Melgar que “si todo estaba explicado” y el abogado le respondió que sí.
Luego Saca le preguntó que “cuándo le iba a dar la información del estudio”, y Melgar le responde que el fin de semana.
Entonces, Saca le dice que “lo hablado era lo entendido”, por lo que Melgar le pregunta “que de los diez pepinos que iban a necesitar para hacer la ensalada, que él le dijera cuándo”.
Que Saca le respondió: “perfecto, pero que primero tenemos que sentarnos con ella (Avelar) para que les diera la información de cómo va hacer la solución”.
Melgar le respondió que no había ningún problema, que él le avisaría. Saca le responde que “están claros, que están en lo hablado, solo que le dijera que cuándo de la otra semana ella les diga vamos por aquí”.
Saca le preguntó a Melgar que “cuándo había quedado de informarle ella sobre el examen que haría de las cosas que le llevó”.
Esa llamada se dio un día después de que Saca se reuniera con Melgar y Avelar en las oficinas de la empresa Samix, según la Fiscalía.
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El 21 de octubre del año pasado, Saca habla de nuevo por teléfono con Melgar. En esa conversación, Saca le preguntó al abogado “que si iba bien con la amiga”, aparentemente refiriéndose a Avelar, empleada de la Cámara.
Melgar le pidió que se reunieran al día siguiente porque “tenía que hablar con el señor del taller para ver lo del vehículo, como iba a quedar, y todos los colores, que el precio le parecía estaba bien, le parece pero que quería que quedara bien la máquina”. Saca le respondió que “la dejara arreglada, sino de qué servía”.
Hay una llamada telefónica de Avelar Salinas a un pariente suyo, intervenida el 28 de octubre del año pasado.
Ella le cuenta que había ido a una mansión en el Boquerón, aparentemente de Saca, y que le calculaba que valía unos 30 millones de dólares.
Avelar le dijo a su pariente que esa gente, refiriéndose a Saca y su familia, “tenían plata y que lo que había ofrecido no era nada (en referencia a los $10 mil)”.
El día que fue capturado Saca, a las 1:48 p.m. Melgar González se comunica con Avelar y ella le pregunta de qué quería platicar con ella, porque no tenía nada que ver, aparentemente, con el caso Saca.
Después de esa llamada, Melgar y Avelar no se volverían contactar y las negociaciones para ayudar a Charlaix acabaron ahí, según el Ministerio Público.