Producciones Ministerio de Justicia y Seguridad Pública

El mensaje del Ministerio de Justicia no tiene ningún impacto disuasivo. En el mejor de los casos, los funcionarios no están conscientes de esto y, en el peor, sí, pero decidieron producir el video.

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Por Elizabeth Castro

22 August 2017

La ofensiva lanzada por las pandillas en contra del gobierno se ha centrado en policías y militares. Este año, casi una veintena de policías han sido asesinados.

Las pandillas, además, han incrementado también los ataques en contra de familiares de efectivos policiales. La cantidad de personas asesinadas y lesionadas es significativa. Hace unos días, el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública difundió un video en el que se observa al ministro Mauricio Ramírez Landaverde explicar las condiciones en las que purgan penas los internos que son sometidos al régimen carcelario de aislamiento.

Ramírez describe, con la elocuencia que caracteriza sus intervenciones, las reducidas dimensiones de la celda y la falta de ventilación e iluminación de su diseño y advierte que eso es lo que les espera a las personas que participen en atentados contra policías y soldados.

Es válido pensar que el video fue producido con el objetivo de explotar el temor experimentado por la ciudadanía, agobiada por el control que ejercen las pandillas en gran parte del país. El Ministerio, si fue así, logró su objetivo. Las imágenes fueron difundidas en los noticieros. También tuvo gran resonancia en las redes sociales. Muchas de las personas que lo compartieron a sus contactos agregaron crudos mensajes en los que expresaron que los pandilleros merecían ser encerrados en ese tipo de condiciones y, además, ser sometidos a castigos mucho más severos. Los intercambios exacerbaron las emociones y las personas involucradas terminaron en posturas aún más radicales.

Un grupo reducido de usuarios de las redes sociales expresó su desacuerdo con el mensaje del video. Una parte de estos reclamó a Ramírez Landaverde que cómo quería el Gobierno que los cabecillas pandilleros que purgan penas en esas celdas no siguiesen intentando delinquir, argumentando que esas condiciones lo que menos permiten es la readaptación de los internos y, por el contrario, promueven las tendencias antisociales de los individuos que las habitan. Otro grupo adoptó un abordaje más crítico y señaló que los medios y quienes compartieron el video cayeron en una trampa del oficialismo. Según su posición, el mensaje no tiene un efecto que vaya más allá de jugar con las emociones de la ciudadanía, ya que a los pandilleros poco les importa ir a parar a esas celdas.

Todas las posiciones son válidas y es necesario incluirlas en el debate público sobre la criminalidad y seguridad. Sin embargo, es importante discutir la última postura por dos razones. Primero, refleja ese agudo pensamiento crítico que se está desarrollando en nuestro país, que nos traerá inmensos beneficios como sociedad. Segundo, toca una característica crucial de las pandillas que se debe de tomar en cuenta en cualquier estrategia disuasiva.

La violencia generada por las pandillas obedece a una dinámica de grupo. Romper las leyes, ejecutar acciones en extremo violentas, ser leal a la agrupación y mostrar poco temor a las consecuencias, son formas de ganar estatus dentro la pandilla. Indiscutiblemente, esto afecta el cálculo de costos y beneficios que hacen los delincuentes, premisa central sobre la que descansan las estrategias disuasivas.

La lógica con la que los pandilleros analizan los costos y beneficios asociados con sus acciones no es la misma que otros utilizarían. Para ellos, el estatus que pueden ganar al interior de sus grupos matando policías puede ser superior a cualquier castigo impuesto por esa acción. El truco de las estrategias disuasivas efectivas está en trasladar el costo de acciones individuales al grupo, ya que, de esa forma, no será una conducta premiada por la estructura.

Bajo estas premisas, el mensaje del Ministerio de Justicia no tiene ningún impacto disuasivo. En el mejor de los casos, los funcionarios no están conscientes de esto y, en el peor, sí, pero decidieron producir el video para explotar la desesperación de los ciudadanos con la finalidad de ganar apoyo.

*Criminólogo.

@_carlos_ponce